PUBLICIDAD
Precisamente es ahora donde se manifiesta nuestra esencia, cuidando a los otros y cuidándonos, ahora envueltos en trajes antifluido, mascarillas y gafas, donde parecemos astronautas y no médicos. ¿Cómo será ese ser humano que está siendo atendido por ese otro envuelto en tanto trapo, que no le permite ver ni una sonrisa? Aquí es donde una frase amable debe aflorar en esa inmensidad de los protocolos de atención, porque ese ser humano enfermo está asustado enfrentando una situación incierta, lo mismo que su familia y nosotros también temerosos de asumir el papel de enfermos con la misma incertidumbre que esta impredecible infección tiene.
Quiero agradecer a cada uno de mis colegas en sus diferentes sitios de trabajo, por su compromiso, esfuerzo y dedicación que han demostrado en este tiempo. Continuaremos realizando nuestra labor con las incomodidades inherentes a todas estas medidas de bioseguridad simplemente porque el resto de las enfermedades que nos aquejan siguen y por lo tanto hay que resolver lo cotidiano de nuestra labor, mientras los avances en la vacunación frenen esta infección. Hasta entonces hay que insistir en las medidas simples de protección para evitarla: lavado de manos, uso adecuado de las mascarillas y distanciamiento social especialmente en estas festividades de fin de año.
Esperamos, que las próximas decisiones que tome el Gobierno Nacional en lo referente a salud pública sean las adecuadas, para que nuestra población pueda retornar a la saludable convivencia que tanto nos hace falta.
Comentarios