El fin del anonimato
Imagine un futuro en el que una aplicación para celular, que cualquiera puede descargar tras contratarla por una módica suscripción mensual, permita a un extraño fotografiarle desde lejos por la calle y a golpe de tapeo dar en cuestión de segundos tanto con su nombre como con su dirección y, además, tener a la mano un acervo considerable de imágenes públicas en las que su rostro aparece.