El gobernante tiene cuentas pendientes que le pueden amargar la reelección. El cuadre de cargas con el campo y la Ley de Desarrollo Rural sin esperanzas con un ministro identificado como enemigo del agro y los campesinos, aunque muy amigo de las tierras de estos.

Las reformas a las corporaciones regionales y el cacareado código minero hacen cola y se espera que no solo sea para favorecer a las transnacionales y sepultar a los baharequeros tradicionales. La falta de un ministro de defensa que sea amigo de la paz y deje esas ridículas declaraciones de mero macho ignorantón que no da la cara por las embarradas de sus subalternos.

La deuda con el medio ambiente no la puede pagar entregándole el subsuelo, el suelo y el agua a las transnacionales y mandando al carajo a los habitantes y autoridades de las zonas a ser arrasadas. La restitución de tierras tiene que salir del asesinato de los reclamantes. La lucha contra la corrupción no se ha iniciado y no buen mensaje se da nombrando a una gerente de la campaña reeleccionista, en los días que en Ibagué se recuerda al compositor Arnulfo Briceño quien como abogado la demandó por estafa con cheque y fraude mediante cheque, como tampoco es buen mensaje el silencio cómplice del Departamento para la Prosperidad Social de la Presidencia por el mal manejo de dineros públicos en el proyecto RIE, operado por la Escuela Galán para el Desarrollo Democrático y que en la región es coordinado por quien no ha dado ejemplo de transparencia. Ni pa qué hablar de los dineros de patrimonio cultural.

El abandono y desastre social de Buenaventura se sigue manejando con promesas y escopetas. Ningún intento de meterle trapeador a la cloaca “Comisión de Acusación” para perpetuar la corrupción de los de cuello blanco. Nada de intentar solucionar el problema de la salud para proteger el negocio que causa miles de muertos beneficiando a una mafia protegida por el Estado y con el fiscal pasando de agache. Mucha promesa incumplida, falta de carácter, mal equipo de trabajo, pésimos resultados sociales y norte sin definir.

El primer periodo no le alcanzó para meterle julepe a la educación y orden a los uniformados untados de corrupción y enfermos de poder. Fue incapaz de poner freno y jáquima a las desbocadas de Valencia Cossio, José Obdulio, Óscar Iván, Marta Lucía, Rangel, Invercolsa Londoño, el frustrado comandante del Bloque Capital que aspira a lo que sea y, ni más faltaba, al que está penando con solo pensar en los contradictores que le van a destapar su pasado en el Senado.

Al paso que va lo van a coger con los rosaditos abajo. Hace falta gerente y equipo con capacidades y credibilidad. Se pone las pilas o esta vaina se la acaban de tomar los sedientos de venganza, de sangre, de tierras, de poder y de los dineros públicos. Se sienten pasos de animal grande, miedo y terror. Para algunos es bueno que el único candidato de Uribe con opción sea Peñalosa por la falta de alas. Pero el odio y la venganza abren trocha contra el bienestar de los colombianos. Y en este ambiente se mueve el proceso de paz. Es como un barco a la deriva que necesita capitán y una buena tripulación. O aparecen o el barco naufraga.