Según la encuesta elaborada por la revista Semana y RCN, el plebiscito por la paz arranca perdiendo… y por varios puntos. Quiero decir que no me extraña. El uribismo ha logrado vender la idea de que esto es un problema de bandidos y policías, la tesis esgrimida durante ocho años, y el Gobierno actual ha sido incapaz de construir otro marco de referencia. Aún existe mucha gente que no entiende que se está negociando el fin dialogado de un conflicto político armado, con una guerrilla diezmada pero no vencida.
El expresidente Uribe logró construir, vender y consolidar una tesis: la de que en Colombia no había conflicto armado, sino una amenaza terrorista liderada por un cartel de narcotraficantes y secuestradores. Adicionalmente, ejecutó una estrategia de guerra consistente en demonizar al máximo a las guerrillas, llegando incluso a deshumanizarlas para poder llevar a cabo un exterminio. Los guerrilleros no eran personas, por eso repetía sin cansancio “la culebra está viva”, y que había que cortarle la cabeza. En la concepción uribista lo único que podía salvar la vida a los terroristas era su rendición incondicional. Fue una estrategia profesional y brillantemente ejecutada que logró frutos en la medida en que disminuyó la capacidad operativa de las Farc, pero que fracasó como solución del problema, pues después de gastarse varios miles de millones de dólares la “culebra” siguió vivita y coleando.
Cuando Santos asume el poder entiende que el debilitamiento político y militar brindaba la oportunidad de negociar y se aplicó a ello. Pero decidió avanzar sin cambiar el marco de interpretación de Uribe sino que siguió moviéndose con él, aún después de empezar el diálogo. Reiteró cientos de veces que las Farc era un grupo terrorista y narcotraficante. Y destejer la tesis de Uribe requería de una estrategia igualmente profesional y brillante, y sobre todo de un liderazgo político que el presidente Santos no tiene. Para que el país lo dejara negociar prometió refrendar el acuerdo en las urnas. Y es un riesgo enorme, pues no se ha hecho pedagogía ni va a haber tiempo para hacerla. Además, quienes están liderando el sí, concretamente el presidente César Gaviria, están más dedicados a confrontar a Uribe que a explicar los acuerdos.
¿Se imaginan ustedes a la situación a la que nos veríamos abocados si gana el no? Seis años de trabajo perdidos. La negociación quedaría en un limbo. El ELN tendría estímulo para seguir el conflicto y haríamos el ridículo ante la comunidad internacional que ha respaldado el proceso. Votar no al plebiscito abre la puerta a un camino que no conduce a ninguna parte. Hay que dar una oportunidad a la paz. No existen razones de peso para volver a una fórmula que tantas vidas y dinero nos ha costado. Sería una equivocación histórica. Y todo para que Uribe le pueda cobrar a Santos una hipotética traición.
Hay que diferenciar entre Santos y el proceso de paz. Este no es un plebiscito a favor del Gobierno ni del Presidente, es para terminar el conflicto armado. Punto. Y vamos por el sí, para que comience el verdadero proceso de paz.
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