¡Aquí estamos!
La decisión no era fácil. Primero había que ganar las ‘primarias’ en mi familia, que con sobrada razón se oponía a que nos metiéramos a participar electoralmente y ofrecerle a Colombia una opción de cambio real. Consulté a los amigos, algunos de ellos, llenos de cariño y sensatez, me aconsejaron ni siquiera pensarlo, sabedores de que carezco de fortuna económica y de ‘maquinaria electoral’ para aspirar a un escaño en el senado de la República. Así, tomé distancia y me fui casi dos meses a España, a valorar la situación y tener mayores elementos de juicio. Regresé tan dubitativo como me fui.