Por qué Benedetti

Rodrigo López Oviedo

No lo había dicho antes, pero he creído que la llegada de Petro a la presidencia fue prematura.
PUBLICIDAD

Y no lo digo porque considere que le faltaran méritos para ostentar dicha dignidad, sino porque su arribo ocurrió de gancho con una coalición política, el Pacto Histórico, entonces de muy escasa solidez; de gancho también con un movimiento de masas caracterizado por su espontaneísmo y con un grupo de adherentes de otras toldas, de los cuales era ilusorio esperar que estuvieran dispuestos a seguir las reglas de pertenencia al gobierno y comprometidos con su programa, antes que inclinados a frenarlo, cuando no a desvirtuarlo. Obviamente que no todos los que llegaron al gobierno por esa vía resultaron con malas cuentas. Los hubo de buen desempeño, y algunos incluso permanecen en él.

Por eso causa sorpresa la extrañeza con que fue recibida la llegada inicial de Armando Benedetti al cuerpo diplomático de la nación y su posterior nombramiento como jefe del despacho presidencial, pero más aún el desconcierto con el que fue visto el que se le haya investido con los honores de ministro del Interior.

Y causa sorpresa porque se trata de un personaje que, después de muchos ires y venires, después de muchos dimes y diretes, terminó parando en la Colombia Humana, coalición en la cual hizo méritos para asumir la jefatura de campaña de Petro, aunque con no pocas inconformidades ni rechazos.   Y pese a estos antecedentes, solo por su incidente con Laura Sarabia, del cual salió bien librado, se supo de la importancia que tenía para Petro, lo cual quedó corroborado con esta designación ministerial.

Descontando otras razones, más propias de cierta mentalidad basada en los infundios de que son tan amigos algunos personajes, este nombramiento representa un juego táctico del presidente, que requiere tener en sus filas a un viejo dicho en triquiñuelas parlamentarias, sobre todo ahora que se ha intensificado la necesidad de seguir cortejando a la parte supuestamente independiente del Congreso y negociar con ella a fin de que no se siga hundiendo lo que queda de sus iniciativas legislativas, tarea para la cual el señor Benedetti siempre ha demostrado estar que ni mandado a hacer.

No culpemos entonces al presidente Petro. Esta designación evidencia que se está esforzando por dejar a los sectores populares unos resultados de gobierno que los hagan mantenerse firmes en la convicción de que el cambio es posible y dispuestos a poner en las próximas elecciones el mayor entusiasmo; entusiasmo que alcance para conservar la presidencia y garantizar mayorías en Senado y Cámara, pues ya se sabe que con tener únicamente el ejecutivo no basta. Tengámoslo en cuenta.

Rodrigo López Oviedo

Comentarios