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El episodio, que tuvo lugar en el año 1991, tiene como protagonista a Gina, nombre escogido para preservar la identidad de la muchacha. En el video se puede observar a una mujer sentada en una silla, rodeada de personas que le sujetan la cabeza, los brazos y los pies, y un padre que encarnecidamente pregona oraciones a Dios para que permita la liberación de la mujer.
Gina, con una mirada desafiante, cambia su voz a tonos más graves, como si fueran de otra persona. A su vez intenta agredir al padre, hecho por el cual es amarrada al lugar al que se encuentra sujetada.
Tras una ardua jornada con forcejeos y exhortaciones, el demonio aparentemente abandona el cuerpo de Gina. Para Confirmarlo, el padre le pide que bese un crucifijo que sostiene en su mano, acto que un poseído no podría realizar. Ante las cámaras y las personas del lugar, Gina en un acto de máxima tensión, obedece a las palabras.
Así transcurrieron los acontecimientos plasmados en el documental, el cual no ha dejado de ser objeto de críticas. De parte de la iglesia, por permitir la transmisión de estos acontecimientos, y de la madre de Gina, por no haberla llevado a asistencia psicológica. Ante las objeciones, el sacerdote responde que era importante mostrarle a la gente la maldad del mundo, y la madre relata que había intentado de todas las formas posibles, buscarle solución a los problemas de cambio de personalidad y agresividad de su hija.
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