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Hace algunos años, el sitio era una finca de recreo a la que asistían los tolimenses, pero debido a un derrumbe el viernes 21 de julio de 1998, el sitio desapareció por completo. No obstante, los termales azufrados siguieron fluyendo y el sitio se convirtió en un destino ecoturístico.
Los termales El Rancho, ubicados a tan solo unos minutos del casco urbano de Ibagué, en el corazón de la región andina colombiana, son un refugio natural que invita a los visitantes a relajarse y reconectar con la naturaleza. Este bosque húmedo situado a 2.600 metros sobre el nivel del mar, ofrece una experiencia única en medio de cascadas, aguas termales y una exuberante vegetación.
Para llegar a El Rancho, se puede tomar un vehículo hasta el puesto de control de El Palmar, ubicado a unos pocos metros de la finca La Rivera, aunque algunos personas prefieren desafiar sus capacidades y llegar en bicicleta hasta El Silencio, algunos más arriesgados prefieren empezar la caminata desde Juntas.
Al llegar al puesto de Control, personal de Cortolima ofrece una capacitación sobre la importancia de la conservación de este lugar, al ser considerado como un área natural protegida, además informan que desde allí, solo se permite el ingreso a pie o en bicicleta, para garantizar la conservación del entorno natural.
El principal atractivo de El Rancho es su sendero ecológico que conduce a la majestuosa Cascada del Río Combeima. El recorrido hacia estos termales es ya una experiencia en sí misma, la caminata, de aproximadamente dos horas, es un desafío gratificante que permite a los visitantes sumergirse en la belleza del paisaje, brindando una sensación de paz y tranquilidad.
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Luego de aproximadamente dos horas, los turistas llegan a recuperar energías en una casa campesina ubicada en El Silencio, donde se pueden deleitar con queso criollo, leche y demás productos orgánicos, así como de varios animales como gallinas, conejos y vacas. Desde este punto, las personas deben cancelar la entrada al Rancho cuya tarifa actualmente oscila entre los $5.0000 y $10.000 por persona.
Al llegar a los Termales El Rancho, lo primero que se percibe es el aroma a tierra húmeda y el sonido relajante del agua fluyendo desde las fuentes termales. Las aguas sulfurosas de El Rancho, famosas por sus propiedades terapéuticas, brotan de manera natural, calentadas por las entrañas de la tierra. La temperatura de los pozos es perfecta para sumergirse en un baño de relajación, ideal para aliviar dolores musculares, tensiones y mejorar la circulación.
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Además de las aguas termales, el entorno que rodea El Rancho se caracteriza por su exuberante vegetación, con especies típicas de la región y un clima agradable que invita a pasar largas horas disfrutando de la naturaleza. Hablar de El Rancho y no incluir las aguas heladas de su imponente cascada, es como no haber ido a este icónico lugar.
El Rancho no solo es para relajarse, sino también para conectarse con la historia local y la cultura del Tolima. Es común oír las travesías de los senderistas que buscaban hacer cumbre en el Nevado del Tolima, antes de que fuera prohibido su ingreso debido al peligro que representa, por lo que las autoridades recomiendan conquistar el ‘Dulima’ por la entrada del Parque Nacional Natural los Nevados en Anzoátegui o Salento.
Sin duda alguna, Termales El Rancho es un sitio ideal para los amantes de la naturaleza y aquellos que buscan recargar energías, ya sea por sus beneficios terapéuticos o por la tranquilidad del lugar.
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