¡Hasta pronto!
Razón tienen quienes protestan por problemas sentidos y nunca atendidos por los llamados servidores públicos. Salvo que afrontemos, de raíz, los graves y crecientes males que padece el Tolima, de nunca acabar serán las quejas por agua, vías urbanas y rurales, infraestructura, inseguridad, hambre, pobreza, desempleo, venalidad, alto costo y mala calidad de servicios públicos, exclusión, desigualdad, falta de oportunidades para la juventud y tanto problemas endémicos que, hilando fino, acaban siendo subterfugio moral para enfermizos o adictos a la pseudo cultura del “ya y el yo” que hacen o desean hacer política sin un sentido histórico (de futuro) que exija actitud ética con los tolimenses que, lo parece, sufriremos por siempre la fatua y necia labia que infla egos pero no indica caminos posibles hacia un futuro mejor.