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Tuve el privilegio de que fuera el Comandante de Policía Tolima durante mi ejercicio como alcaldesa de Ibagué y pude conocer a fondo la calidad de su trabajo, que desempeñó con singular acierto. La articulación de su labor, tanto con la Gobernación como con la Alcaldía fue notable, así como su capacidad para relacionarse con la comunidad y dirimir conflictos; ello sin duda facilitó el trabajo conjunto y muy especialmente las tareas de los Secretarios de Gobierno de la Gobernación, Jorge Ancizar Cabrera, y de la Alcaldía, Camilo González Pacheco. No en vano la formación del General como abogado con especialización en Derechos Humanos y en Criminalística.
Llegó al Tolima después de haber ejercido como Comandante de Policía en la Isla de San Andrés donde recibió tanto reconocimiento y afecto de la comunidad que al final de su período, le insistieron que esperara un poco para que su hijo próximo a nacer, llegara en la Isla y así sería ciudadano Sanandresano, y así lo hicieron. Luego, muy rápidamente se adaptó al Tolima, donde también logró amplio reconocimiento de organizaciones sociales, sindicales y de la comunidad, que siempre lo encontraron dispuesto a escucharles con respeto y a atender con gentileza sus angustias y reclamos.
Y es imperativo destacar también la calidad humana de Lucía Jaramillo, su esposa, quien aportó en buena forma para que la relación que se estableció con el General fuera especialmente cordial y se lograra un ambiente de confianza y estrecha colaboración.
Así, a pesar de la multiplicidad de conflictos que son usuales en el ámbito en que nos movíamos, fue tan armoniosa la colaboración que se generó, que cuando terminaba su período como Comandante de la Policía Tolima, el Gobernador de entonces, Carlos Alberto Estefan y yo, acordamos reunirnos en Bogotá con el Director General de la Policía Nacional (General Gillibert) para solicitarle que ampliara el período del General Gómez a fin de que nos acompañara todo el tiempo que restaba de nuestros mandatos. La respuesta fue que, si bien eso alteraba su programación, aceptaba nuestro pedido que entendía como un reconocimiento, no muy usual, a la labor de uno de sus hombres; de ese modo pudimos contar con el acompañamiento del General Gómez durante todo el tiempo en el ejercicio de nuestros cargos y no dudamos en afirmar que fue un privilegio. Gómez Heredia se erige como ejemplo de un excelente Policía, alguien que sin dejar de ejercer la autoridad que le competía, fue capaz de hacerlo con profundo respeto y comprensión, alguien dispuesto a prevenir confrontaciones, a encontrar soluciones con sentido humano.
Somos muchos quienes conservaremos un gran recuerdo de él, como ser humano y como profesional. De ello dan fe las múltiples condecoraciones que recibió, incluyendo las otorgadas por la Gobernación del Tolima y la Alcaldía de Ibagué. Gracias General Gómez Heredia, usted hizo un gran trabajo, vamos a extrañarlo. Mi saludo de condolencia y solidaridad a Lucía, a sus hijos, demás familia y al cuerpo de Policía; también a sus paisanos de Guateque-Boyacá, donde nació y se ganó gran respeto y admiración.
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