La bomba del Chat GPT

Columnista Invitado

En noviembre Open AI, una compañía de investigación en inteligencia artificial, sacó a la luz el Chat GPT, que es una aplicación que utiliza enormes cantidades de datos para producir lenguaje natural, de modo que puede responder preguntas y generar textos. La capacidad del aplicativo es impresionante. Produce textos bien escritos sobre prácticamente cualquier tema y construye argumentos razonables. También inventa cosas: imagina referencias, confunde noticias falsas por ciertas y tiene dificultades para balancear evidencias y tener una posición. El Chat GPT tiene un paralelo visual: Midjourney o Dall-E son también modelos de I.A que pueden traducir textos a imágenes sobre cualquier cosa. 
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Como profesora universitaria he pensado sobre qué hacer con esta tecnología. Pienso en las implicaciones que tiene para mi trabajo, para mis estudiantes, y para la sociedad en mayor escala. Mi postura tiende a ser pesimista. 

Por un lado, veo con claridad que la nueva tecnología permitirá ahorrar tiempo en muchos procesos. Corregir y editar un texto ahora está a la vuelta de un click, y resumir un artículo o un argumento ya no toma un par de horas sino apenas 15 segundos. Arquitectos y diseñadores hacen en 1 minuto una lluvia de ideas para arrancar un proyecto, lo que antes llevaba días de trabajo. 

Pero otras cosas me preocupan. Primero, para saber usar Chat GPT hay que saber escribir, construir textos y argumentos. Pero usarlo puede impedir adquirir estas mismas competencias. En otras palabras, para sacarle jugo hay que saber pensar, pero usarlo cotidianamente hace más difícil este logro. Si una persona no sabe escribir ni elaborar un argumento, puede usar GPT pero no ofrecer un valor agregado. 

Para mi no es muy claro que una persona recién graduada de una universidad pueda procesar información mejor que una máquina. De hecho, he comprobado una y otra vez que el Chat GPT escribe mejores ensayos que el 70 % de mis estudiantes. ¿Entonces para qué contratar a una persona recién graduada? Siendo así, creo que los desarrollos de IA van a llevar a una elitización de las profesiones: solo los mejores científicos sociales, diseñadores, abogados y economistas podrán ofrecer más que la máquina en etapas muy tempranas de su proceso de crecimiento personal, y tendrán un chance de un empleo. Y esas personas seguramente vendrán de entornos socioeconómicos más favorecidos y serán mejor conectados. 

Con todo esto, veo un futuro de precarización de las profesiones y reproducción de las desigualdades. Al final del proceso formativo universitario solo una minoría de quienes formamos habrán adquirido habilidades que se necesitan para sacar el máximo provecho de las nuevas herramientas. 

*Profesora Facultad de Estudios 

Internacionales, Políticos y Urbanos. 

Universidad del Rosario.

SILVIA OTERO BAHAMÓN

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