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Identifiquemos las diferentes personas que encontramos en los Edificios y Conjuntos que muchas veces ocasionan molestias a los demás copropietarios por sus comportamientos; especialmente por no entender que cuando vivimos en comunidad tenemos tanto derechos como obligaciones para no dañar la convivencia.
Estos son: 1. Los alaracos: Son aquellos que a horas no apropiadas y en forma constante generan ruidos que alteran la tranquilidad de los vecinos. Ruidos que van desde martilleos incesantes, hasta música con alto volumen o gritos permanentes.
2. El mal tenedor de animales: El que tiene mascotas, pero no cumple con las obligaciones de sacarlo con traílla y recoger los excrementos, dejándolos regados por todo el Edificio.
3. El urbanista: El que cree que puede hacer intervenciones urbanísticas, sin la autorización de la asamblea general de copropietarios; afectando licencia, fachadas o incluso la estabilidad de la copropiedad.
4. El usurpador: El que se toma las áreas comunes y discute el derecho y la obligación de no restituirlas. Como el que se apropia de parqueaderos de visitantes, o quien comienza a disponer de pasillos para decoración, depósito o dejar basuras.
5. El calumniador: El que le está montando chisme, o sin fundamentos manifiesta que todos los miembros de los órganos administrativos son unos ladrones. Dividiendo y dañando la convivencia en la copropiedad.
6. El moroso: El que no cumple con las obligaciones en el pago de expensas comunes, pero irónicamente termina siendo también quien exige y critica más duramente la administración de la persona jurídica.
7. El tinterillo preguntón: Es el que de manera malintencionada llena la copropiedad de derechos de petición y acciones de tutela sin fundamento. Deteriorando y generando más gastos a la persona jurídica con ello.
8. El mandamás: El que siente que está por encima de todas las normas existentes en los reglamentos internos y que muchas veces manifiesta que el que no le gusta, qué le compre.
9. El criticón: El que critica todo lo que se hace, pero nunca participa de los órganos de administración de la copropiedad y por lo general ni siquiera asiste a las reuniones de asamblea. Olvida que todo proceso administrativo genera resultados diferentes.
10. El apático: No asiste a nada, no participa de nada y cualquier daño que se genera en la copropiedad es como si no le afectara sus propios intereses. Es necesario entender que un gran porcentaje de la valorización de las unidades privadas dependen del comportamiento de quienes viven dentro de la copropiedad. Cualquier desorden o comportamiento contrario a las normas mínimas de convivencia generan gastos y desgastes administrativos; que terminan afectando el deseo de terceros en vivir en esa copropiedad.
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