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No sobra recordar que el grupo de expertos que integran el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático ( IPCC ) de las Naciones Unidas, han demostrado que en la Tierra, desde mediados del siglo XVIII comenzó el cambio climático y el calentamiento global debido fundamentalmente a la emisión a la atmósfera de gases de efecto invernadero por el uso de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas natural, principalmente. También influyen los incendios forestales y desde luego la desastrosa deforestación de bosques y selvas que desafortunadamente no para, como ocurre con las de la Amazonía, llamadas el “pulmón del mundo”.
Y están también los fenómenos de El Niño y La Niña que afectan drásticamente el clima. El Primero con un fuerte aumento de la temperatura y escasez de lluvias, y la segunda con aumento de la intensidad de las mismas. Para recordar que el Instituto de Meteorología y Estudios Ambientales ( IDEAM ), organismo adscrito al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, predijo con precisión la llegada del anterior Niño. Fueron varios meses sin lluvias, calor extremo, sequías por todas partes, quebradas y ríos con sus caudales con reducción extrema, centenares de municipios con problemas para el servicio de agua de sus acueductos y numerosos incendios de zonas boscosas, algunos provocados por pirómanos delincuentes y otros por descuido e irresponsabilidad. Gracias a los efectivos cuerpos de bomberos del país, muchos se pudieran apagar. Para no ir muy lejos, está el incendio del Páramo de Berlín, cercano al Páramo de Santurbán de donde proviene el agua para millones de personas y que debe ser protegido por encima de todo. Y varios embalses del país siguen muy por debajo de sus niveles históricos.
Con los pronósticos del IDEAM de que a partir de julio llegaría La Niña, hizo nacer la esperanza. Que con las fuertes lluvias los caudales de los ríos se recuperarían y el país volvería a reverdecer. Pero con el cambio climático impredecible, ha habido lluvias en algunas partes, pero no como se esperaban. Numerosos ríos siguen casi secos, los embalses en crisis hídrica, numerosos incendios forestales en Nariño, Cauca, Huila, Tolima y Valle del Cauca. Lo mismo ocurre en varios países vecinos como Brasil, Ecuador y Perú con devastadores incendios acabando sus bosques.
Que estas tragedias climáticas sirvan de referente para fortalecer estrategias efectivas para la mitigación y adaptación al cambio climático; que se consolide la importancia de acabar con la deforestación, y que desde el sector público y privado se acuerden planes y proyectos para reforestar el país. Los bosques son fundamentales para la Sostenibilidad económica, social y ambiental del país y del mundo.
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