Colombia en la Ruta de China

Columnista Invitado

No se trata solo de reconocer una nueva geopolítica global marcada por el declive del poder estadounidense y la emergencia de China; sino de advertir que durante la última década el gigante asiático se consolidó como uno de los principales socios comerciales de Colombia. 
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El anuncio del vicecanciller Rojas en el sentido que Colombia negocia su ingreso a la Nueva Ruta de la Seda y el viaje del Canciller Murillo a Pekín para encontrarse con su par Wang Yi y poner en marcha el grupo de trabajo que adelantará la negociación del memorando de entendimiento, marca un giro trascendental en la política exterior colombiana, marcadamente alineada a Washington desde hace más de un siglo, en virtud de la doctrina del respice polum (mirar hacia el norte).

Este audaz movimiento de nuestra diplomacia que tiene como antecedente el viaje de hace un año del presidente Petro, cuando las relaciones colombochinas alcanzaron el nivel estratégico, materializa una política exterior coherente con la actual reconfiguración del poder internacional que busca un margen de autonomía para mantener las históricas relaciones con Estados Unidos intentando balancearlas y tener mayor poder de negociación con la principal potencia global, estrechando los vínculos geoestratégicos por fuera de Occidente.

No se trata solo de reconocer una nueva geopolítica global marcada por el declive del poder estadounidense y la emergencia de China; sino de advertir que durante la última década el gigante asiático se consolidó como uno de los principales socios comerciales de Colombia y un mercado muy importante para nuestras exportaciones de carbón, ferroníquel, cobre, esmeraldas o café; que pasaron de totalizar 7753 millones de dólares en el primer semestre de 2023 a 8511 millones en 2024.

China también tiene presencia en importantes obras de infraestructura como el metro de Bogotá. De allí que las relaciones bilaterales que están próximas a cumplir 45 años se vengan estrechando desde el gobierno Santos.

Y aunque independiente de quien gane las próximas elecciones en Estados Unidos el acercamiento a China podría tener costos en términos comerciales, económicos, de ayuda humanitaria y militares, el gobierno colombiano parece estar dispuesto a asumirlos en el entendido que las oportunidades con China podrían mitigar estas restricciones y potenciar inversiones en aspectos clave como la transición energética o sectores no minero-energéticos.

Sin duda las oportunidades de acceso a recursos financieros para la construcción y modernización de infraestructura terrestre, marítima y de conectividad digital que abre el ingreso de nuestro país en la principal apuesta global de china a la que ya se integran 150 países entre ellos 22 de Latinoamérica y el Cariba, son muy importantes pues, por ejemplo, permitirían fortalecer nuestra capacidad portuaria en el Pacifico lo que a su vez fortalecería nuestra inserción en la Cuenca del Pacifico.

Si bien son válidas las advertencias sobre los riesgos de repriorización de nuestra oferta exportadora, impactos ambientales, o sobreendeudamiento como algunos análisis señalan en casos como los de Pakistán y Sri Lanka, el camino no es obtenerse de ingresar a la Nueva Ruta de la Seda argumentando que no estamos preparados, sino negociar pragmáticamente unas condiciones de ingreso que maximice los beneficios en términos de nuestros intereses nacionales en un mundo cuya trepidante geopolítica imposibilita seguir mirando solo al norte.

 

Alexander Arciniegas

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