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La desigualdad y el hambre cunde por todos los rincones de Colombia. Son más de 21 millones de personas que viven en la pobreza y de estos, 7.1 millones en pobreza extrema. Los niños son los más afectados por la desnutrición y la muerte. Las causas de esta realidad es la violencia que se tomó los sectores rurales, el desalojo de campesinos e indígenas y la apertura económica que desoló el campo, entregó la soberanía alimentaria a los dueños de éste país que hoy importan millones de toneladas de alimentos. Además, las condiciones sanitarias y ambientales, el desempleo, la falta de educación y los costos de la canasta alimentaria limitan el acceso a una alimentación adecuada para la vida.
El gobierno adelanta la entrega de tierras a los campesinos, para la producción de alimentos dentro del programa de Reforma Agraria y créditos de la economía popular, que les permite dinamizar la producción. Todo un plan que busca desarrollar procesos de agroindustria y programas de mercado justo, que permita que los campesinos reciban el precio real por sus productos, y los consumidores accedan a una alimentación adecuada. Estos esfuerzos que hace el gobierno, a pesar de una oposición extrema, sin argumentos, marcada por el odio, se ven torpedeados a pesar de lo que significan las propuestas de cambio, que buscan beneficiar a los sectores más deprimidos de la sociedad. Una muestra más, de la miopía de la clase política, es la postura del Senado al retirar de la Reforma Laboral, que hace tránsito en el Congreso, el punto que beneficiaba al trabajador rural, mano de obra fundamental para recuperar la soberanía alimentaria.
El resultado de políticas sociales del gobierno, reflejados entre otros indicadores, en algo más de un millón y medio menos de personas pobres, permitió que la OCDE seleccionará a Colombia como sede de la tercera cumbre Ministerial sobre inclusión social. Celebrada ésta tercera Cumbre Ministerial en Bogotá, este 22 de octubre, el Director de Prosperidad Social, Gustavo Bolívar, invitado a participar en el evento, destacó, como el programa de economía popular, liderado por Prosperidad Social, impulsa el desarrollo de emprendimientos que benefician a mujeres, familias, jóvenes y adultos mayores fortaleciendo la inclusión económica, en siete municipios de la Guajira, con la implementación de unidades productivas de autoconsumo en 3.300 hogares, con una inversión de 13.190 millones de pesos. Así se siembra la semilla de la esperanza, que hoy florece, como la flor de Inírida, en la piel de la tierra.
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