De Oriente a nuestro propio Horizonte: el camino recorrido en el 2024

Columnista Invitado

A lo largo de la historia, el viaje de los Reyes Magos ha simbolizado la búsqueda de una estrella y un acto de fe, esperanza y transformación.
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En este sentido, 2024 se presenta como un año para reflexionar sobre nuestro propio camino recorrido, y qué mejor momento para hacerlo que al cierre del año, cuando los ecos del pasado se entrelazan con la expectativa del futuro. Como señala Walter Benjamín, “el tiempo no transcurre como una línea, sino como una constelación”. Nuestro andar, al igual que el de los magos de Oriente, está compuesto por decisiones, retrocesos y avances que trazan un horizonte único.

La travesía de los Reyes Magos fue difícil y marcada por distintos obstáculos. En ella podemos encontrar una analogía poderosa para entender los desafíos que enfrentamos este año que acaba de terminar, tanto a nivel personal como colectivo. Paul Ricoeur nos invita a pensar el tiempo como una narrativa: “la historia que contamos da forma a lo que somos”. Si interpretamos los eventos del 2024 como parte de nuestra narración personal, empresarial y social, emergen aprendizajes clave que, como las ofrendas de los Reyes Magos, tienen un significado profundo para quienes somos hoy.

En el 2024, uno de los grandes retos fue el equilibrio entre el pragmatismo y los ideales. En esta línea, el oro, el incienso y la mirra pueden leerse como símbolos de valores que seguimos buscando: riqueza material, espiritualidad y reconocimiento de nuestra finitud. Reflexionar sobre nuestras propias “ofrendas” —nuestros logros, fracasos y transformaciones— nos permite entender cómo hemos navegado por el tiempo que nos tocó vivir. La pregunta central que surge es: ¿qué hemos dado y qué hemos recibido en este camino compartido?

Asimismo, el caminar de los Reyes Magos nos recuerda la importancia de la orientación. En un mundo cada vez más polarizado y desafiado por crisis globales, el año 2024 demandó decisiones conscientes y guiadas por principios claros. Ricoeur menciona que “la acción humana siempre está orientada por el deseo de un futuro mejor”. Si bien el horizonte nunca está garantizado, nuestra capacidad de imaginar y proyectar ese futuro colectivo es lo que nos mantiene avanzando.

Al cerrar este 2024, el camino recorrido desde oriente hasta nuestro propio horizonte nos invita a renovar nuestra mirada hacia el futuro, impulsándonos a crecer en cada dimensión de nuestra vida. En lo personal, es tiempo de buscar mayor autoconocimiento y equilibrio; en lo familiar, de fortalecer los vínculos que nos sostienen; en lo laboral y empresarial, de innovar con propósito y ética; y en lo social, de contribuir activamente a construir comunidades más justas y solidarias. Cada paso nos ha recordado que el cambio comienza en nosotros y se proyecta hacia el entorno. Al igual que los Reyes Magos, todos somos caminantes en busca de sentido y plenitud. Hacer un balance de nuestro 2024 nos permite reconocer los logros y aprendizajes, así como también alinear nuestra estrella para continuar avanzando hacia un horizonte pleno en 2025

 

Isabel Rincón

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