El problema del agua en Ibagué: sin solución a la vista (I)

Ya hace parte de la cotidianidad de los ibaguereños que el problema del agua en nuestra ciudad sea un tema común de discusión en cualquier conversación.

Algunos culpan al Alcalde, otros creen que el culpable es el Gerente, un tanto piensa que la solución es construir una represa, y para acabar de completar, muchos políticos, de esos que abundan por esta época, prometen que de ser elegidos solucionaran el caos que en materia de suministro del preciado liquido hoy estamos padeciendo. La pregunta es ¿Cómo?

Diversas hipótesis se lanzan respecto el porqué de la situación que estamos viviendo, algunas de ellas, imputando responsabilidad directa a la quebrada el Guamal de arrastrar volúmenes excesivos de arena, roca y sedimentos hasta la cuenca del río.

Al menos eso piensa el gerente del Ibal quien hace unos pocos días mencionaba ante los medios de comunicación que los “58 cortes del servicio de agua” (cifra manejada por la entidad) ocurridos en lo que va corrido del año se deben al comportamiento de dicha quebrada.

El problema va más allá y es mucho más complejo de lo que parece. Un ibaguereño que conoce como pocos nuestras montañas, David Alfonso Bejarano Bonilla, más conocido en el mundo del montañismo como “Truman”, quien además de ser biólogo de profesión actualmente es candidato a Doctorado en Biología de la Conservación por la Universidad de Plymouth (UK), publicó hace pocos días en su perfil de Facebook unas fotografías escabrosas y extremadamente preocupantes, mediante las cuales demostraba la existencia de una gran cárcava en el sector del corregimiento de Juntas, invisible desde la carretera pero palpable desde la montaña, de casi el doble del tamaño a la que actualmente se presenta en el cerro de La Martinica.

Para mayor entendimiento las cárcavas son uno de los diferentes tipos de erosión caracterizada por la presencia de zanjas más o menos profundas originadas por socavamientos repetidos sobre el terreno, debido al flujo incontrolado del agua que escurre ladera abajo (agua de escorrentía).

La presencia de cárcavas indica un grado avanzado de degradación, ya que la mayoría de las veces se inician luego de la pérdida superficial del suelo por efecto del impacto de las lluvias, consecuencia de la destrucción de bosques, uso y manejo inadecuado de los suelos y ausencia de prácticas preventivas de conservación.

La presión antrópica, es decir aquella causada por el hombre, que ha sufrido este sector ha generado notables desbalances ambientales por el uso indebido de los suelos en el área de influencia de fuentes hídricas como las quebradas El Guamal, La Cristalina, Las Perlas y en general sobre todos los afluentes que nutren al río Combeima.

Cualquier ibaguereño puede notar como la riqueza boscosa que antes existía en el cañón ha venido siendo reemplazada por extensos potreros para la cría y levante de ganado y como la mano del hombre a mutado esta reserva ambiental en un sector comercial que no resiste la presencia de un restaurante más sobre el lecho de nuestro río madre.

Esta situación ha hecho que problemas como el de la cárcava mencionada que actualmente está vertiendo toneladas de sedimentos al río Combeima, desplazando paulatinamente el cauce del río, se le haya salido de las manos a Cortolima, la Alcaldía de Ibagué y la Gobernación del Tolima, quienes con las labores de limpieza y remoción de material de arrastre realizada con máquinas retroexcavadoras, no solucionan la situación, solo se convierten en pañitos de agua tibia para un enfermo terminal que estamos condenando a seguir sufriendo una muerte lenta y dolorosa. ¿Qué sigue?. El panorama es extremadamente oscuro y preocupante…


(*) Abogado Universidad de Ibagué



Credito
CAMILO E. DELGADO HERRERA (*)

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