Colombia marchó por la vida, también lo hizo el mundo, miles de personas en más de cincuenta ciudades marcharon para establecer que la vida es sagrada. En el Tolima también marchamos, aquí el resultado fue mejor que el esperado por muchos, al final muchos entendieron la importancia de salir a marchar. Claro que mi anhelo era que muchos más hubieran salido. Marchamos porque tenemos la libertad de hacerlo o no hacerlo.
Paralelo a la marcha de ayer, cientos de personas, muchos de ellos jóvenes, participaron desde días atrás a través de las redes sociales e invitaron a marchar. Esta convocatoria reemplazó la escasa difusión que le dieron los medios tradicionales de comunicación. Lo importante de la convocatoria de los jóvenes es que ellos se apersonaron de un comportamiento ciudadano realmente valioso. Creo que los jóvenes no se alcanzan a imaginar lo importante que ha sido para la democracia del país que ellos hayan asumido ese rol.
Al final de la jornada, el mandato de la marcha y de las actividades en las redes sociales es que en el país se debe respetar la vida, valorar al ser humano, soñando un futuro en donde la ciudadanía, el respeto y la tolerancia estén en el primer lugar de la lista de valores.
Esperemos que tanto el Estado como la sociedad realicen hechos concretos que conlleven a hacer de la vida nuestro mayor tesoro. La vida no puede valer menos que un celular, una camiseta de fútbol, los celos de un enamorado enfermizo o tantas otras cosas por las que se mata a alguien.
Ahora el reto es transformar esta expresión ciudadana es un compromiso colectivo de largo aliento. De nada sirven estas acciones colectivas si son flor de un día. La expresión ciudadana tiene que convertirse en un valor social que ayude a edificar nuestra nacionalidad.
No hay duda de que la pregunta que surge ahora es: ¿Qué debemos hacer para fortalecer en nuestra nación el espíritu de exigirnos más como ciudadanos? La tarea de responderla no es solo del Estado sino, también, de todos nosotros.
La marcha coincidió con dos eventos importantes para la paz en Colombia, el anuncio que desde La Habana se hizo sobre el desminado en los campos y montañas de nuestro país y la conmemoración de la firma del acuerdo de paz entre el M-19 y el gobierno de Virgilio Barco.
El anuncio es un hecho concreto y no solo sobre las posibilidades de paz sino también de respeto por la vida, que se suma a los anteriores acuerdos ya pactados en Cuba.
Coletilla. Finalmente quiero conmemorar el Día Internacional de la Mujer y expresar mi sincera admiración a todas aquellas mujeres luchadoras que no se rinden jamás, quienes con su incansable labor construyen este país contra viento y marea, quienes con su inagotable amor educan a sus hijos soñando un futuro mejor. Para todas las mujeres de mi patria chica, del Tolima y Colombia, mil felicidades.
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