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Lastimosamente para Corina, nada se terminó. En primer lugar, porque Edmundo González por ninguna parte acudió a su fementida posesión, como sí lo hizo Nicolás Maduro. En segundo lugar, porque tampoco compareció la comitiva de intachables expresidentes que se habían comprometido a cumplir la hazaña de acompañarlo, contra viento y marea, a tan importante ceremonia. En tercer lugar, porque resultó falso que las Fuerzas Armadas estuvieran fracturadas y dispuestas, buena parte de ellas, a ponerse del lado de la oposición. En cuarto lugar, porque sus seguidores siguen debilitándose, mientras los chavistas se robustecen y ganan en disciplina y decisión de lucha.
Con semejante panorama, las esperanzas de esta nueva “dama de hierro”, se vinieran al piso, no quedándole más remedio que montar los fake news de su detención, de los golpes a que fue sometida, de los videos que la obligaron a gravar y de la insufrible pérdida de su cartera azul. Lo curioso es que no hayan tomado ni un video, ni una foto, ni ninguna otra evidencia de tan graves hechos. Todo un sainete que dio hasta para representaciones bufas.
Esto terminó; esa es la frase que viene repitiendo la oposición venezolana desde ese 11 de abril de 2002 en que se atrevió a dar golpe de Estado contra Hugo Chávez Frías, sin sospechar lo que le subiría pierna arriba el 13 siguiente. Es la misma frase que pronunció el 11 de abril de 2011, fecha que el pueblo recuerda por la masacre de Puente Yaguno, en la cual perdieron la vida 19 ciudadanos a manos de sicarios organizados por esa misma derecha.
Pero como nada ha terminado, la historia sigue, y con ella la irreversible recuperación económica de nuestro hermano país. Se espera que también en política se produzca la misma recuperación. Para ello, Nicolás Maduro ha convocado a un gran diálogo nacional, orientado a formular acuerdos para la elección sin traumatismos de la nueva Asamblea Nacional, que debe realizarse en este 2025, y definir las pautas para una nueva reforma Constitucional. Ojalá recapacite esta derecha, la más recalcitrante y obtusa del continente, y contribuya resueltamente a buscar que las diferencias se resuelvan de manera racional y directamente por los mismos venezolanos.
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