La polarización bajo petro

Rodrigo López Oviedo

El fenómeno de la polarización que se ha dado bajo el gobierno de Gustavo Petro ha sido presentado por algunos analistas como una de sus principales características.
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A este respecto, debemos recordar que las polarizaciones nunca han faltado en nuestra historia, y con intensidades casi siempre mayores que la actual. La que se dio, por ejemplo, entre gaitanistas y laureanistas, en la primera mitad del siglo pasado, fue de tal gravedad que algunos historiadores se atreven a presentárnosla como causa y otros como efecto de la violencia liberal conservadora de ese entonces, y de hasta muchos años después. Sin importar quiénes tengan razón, lo cierto es que de ella derivó la dictadura del general Gustavo Rojas Pinilla y la posterior suscripción del Pacto de Benidorm, originario del Frente Nacional.

De este Frente Nacional se esperaba que suscitara la mayor armonía entre los colombianos. Sin embargo, envolvía tal castración de la democracia que ocasionó el rompimiento de la unidad de los partidos que lo firmaron y el consiguiente nacimiento del MRL y la Alianza Nacional Popular. Es de anotar que la fortaleza electoral alcanzada por la ANAPO fue de tal magnitud que alcanzó el triunfo en los comicios presidenciales de 1970, el cual le fue burlado, dando lugar a la fundación del M19.

Otro fenómeno de polarización fue el que siguió a los acuerdos de La Uribe, de los cuales surgió la Unión Patriótica, partido al que se le sacó del ruedo político a sangre y fuego, asesinándosele a más de seis mil de sus líderes y activistas.

La polarización llegó incluso a convertirse en política de Estado en tiempos de la presidencia de Virgilio Barco, cuando este convirtió la figura gobierno–oposición en esencia de su relación con los partidos que no apoyaban sus iniciativas gubernamentales.

La polarización actual podría ser mayor a las de antes, si no fuera porque ha estado acompañada de constantes llamados del presidente Petro a suscribir un gran acuerdo nacional. De todas formas, es una polarización que tiene de fondo a un presidente con claras posiciones democráticas y de izquierda, fundamentadas en intereses de clase, así estos no versen sobre aspectos inherentes a la estructura capitalista. Es una polarización que confronta las conveniencias de las élites con las de los demás colombianos en aspectos laborales, pensionales, tributarios, de salud y de tenencia de la tierra, entre otros.

En resumen, polarizaciones siempre hemos tenido. Solo que las de antes comprometían casi exclusivamente intereses oligárquicos. La de hoy, por el contrario, tiene enfrentados dos propósitos de hacer política: El de beneficiar a unos pocos versus el de beneficiar a las mayorías. Esa es la diferencia.

 

Rodrigo López Oviedo

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