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Con Maduro están alineados todos los planetas y con su posesión simplemente se estará dando cumplimiento a lo que disponen las normas legales de nuestro vecino país.
La incertidumbre gira en torno a lo que hará Edmundo González, contra quien conspira toda la normatividad y el reconocimiento mundial, salvo el de Estados Unidos y algunos otros países, mas no ese elemento genérico al que se denomina comunidad internacional, en la que en muchos lugares le han dado recibimientos de buena voluntad, mas no reconocimientos oficiales.
Pese a lo anterior, los grandes medios nacionales y del imperio están empeñados en hacernos creer que debe ser González Urrutia quien reciba la banda presidencial, y soportan su criterio en unas actas electorales que supuestamente dan cuenta de que triunfó este pasado 28 de julio.
Lo que no nos han dicho estos medios es que tales actas fueron producidas por un programa informático contratado en víspera de elecciones por la organización Súmate, creada por Corina Machado y Alejandro Plaz en 2001, y sobre el cual no hubo nunca ninguna auditoría que permitiera acreditar la concordancia de sus datos con los realmente arrojados por las urnas.
Se trata, por tanto, de documentos probatorios de nada, como sí lo son las actas que reposan en el CNE, las cuales fueron auditadas por el Tribunal Supremo de Justicia a través de profesionales especializados, después de que el mismo TSJ convocara a los diez candidatos que participaron en las elecciones a que presentaran las suyas. A tal llamado concurrieron dichos candidatos, excepto Edmundo González y Enrique Márquez.
Ahora bien, algunos se preguntarán por qué el CNE no expidió las actas oficiales, si fue requerido para ello, y la respuesta es sencilla: porque las normas venezolanas establecen taxativamente las facultades de tal organismo, y entre ellas no está dicha expedición. Esto no significa que pudiera desatender el requerimiento de una autoridad judicial, como el que hizo el Tribunal Supremo de Justicia dentro de un proceso de apelación contencioso electoral, al cual concurrieron todos los candidatos, salvo, nuevamente, Edmundo González.
Estas consideraciones, además de que la Asamblea Nacional venezolana ya dispuso posesionar a Maduro, avalan la decisión de Petro de acompañar tal posesión. Así atiende lo dispuesto por las instituciones electorales, judiciales y legislativas venezolanas, cumple el mandato constitucional de no intervenir en los asuntos de otros pueblos y les hace el quite a las posiciones proimperiales de la derecha de ese país.
Por ahí es la cosa, presidente.
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