La podredumbre de las relaciones del poder, de la política y políticos, la guerrilla, los paras, los narcos, la fuerza pública y los empresarios que manejaban y manejan el país, explicada de forma sencilla en un lenguaje coloquial y directo, a través de una poderosa herramienta como el humor, era la gran característica que tenía el periodista y humorista Jaime Garzón quien cumplió ayer 24 años de haber sido asesinado por el contubernio entre las AUC, el Ejército, el DAS y la clase política del país, supuestamente por ser guerrillero o auxiliador de esta, cuando ese otro grupo de bandidos tampoco gustaba de su fino humor y denuncias públicas contra sus atrocidades.

Solo paso a recomendarles la lectura de tres interesantes libros que permiten aprender y reflexionar mucho sobre la política, el poder, lo público estatal, los acontecimientos que en ellos se envuelven, los intereses, las traiciones y las distintas formas de acceder o quedarse en el círculo de las decisiones.

Me parece sumamente importante dar valor a los detalles, que aunque parecieran pequeños, tienen un enorme significado en la construcción de tejido social, de nueva ciudadanía y de conciencia colectiva en nuestro terruño. De esos gestos de desprendimiento, de labor grupal, de sumatoria de ideas y recursos, de ganas, de querer dejar huella positiva e ir más allá de la cotidianidad de quejarnos y señalar, para pasar a las grandes transformaciones en un futuro.

El denominado “efecto cobra” es aquel que demuestra que muchas veces el remedio es mucho peor que la enfermedad.

Fue a raíz de una conversación, luego de ver como la ciudad quedaba convertida en un basurero a cielo abierto con las primeras jornadas de las festividades de San Juan y San Pedro en el marco del Festival Folclórico Colombiano, así como de observar incluso las imágenes que registraban de ese muladar general algunos medios de comunicación, que surgió la idea del porqué no pedir que cada quien llevará una bolsa para depositar la basura a los eventos masivos. 

Voy a reiterar en este espacio de opinión, lo que he expresado frente al análisis de la situación actual del Ejecutivo Nacional, la oposición y el país político en algunos otros espacios y momentos en los últimos días. Me parece que el país está entretenido en banalidades como que quien sacó más gente a la calle durante las últimas marchas ciudadanas, si el Gobierno Petro o la oposición, cuando las necesidades del país siguen intactas y la mayoría sin resolverse.

No nos digamos mentiras ni llamemos a engaños el mototaxismo o servicio público de motos ya está en Ibagué y se está ofreciendo en cuanta esquina de nuestra capital tolimense.

Creo que algunos medios de comunicación han titulado por estos días de manera casi unánime “la mala hora del Gobierno Petro”, para referirse al complejo panorama y la situación que vive el Ejecutivo Nacional, que en estos casi 10 meses de Gobierno ha ido de escándalo en escándalo, de desatino en desatino, que es aprovechado por algunos sectores y medios para hacer una especie de reverberación nacional.

En una ciudad como Ibagué, donde se sabe que en más del 60 por ciento es el comercio, los servicios, los profesionales independientes y uno que otro emprendedor y rebuscador los que sostienen nuestra economía, hace falta validarles públicamente su esfuerzo, dedicación y perseverancia por continuar luchando.

Una partecita del país político se ha conmocionado porque en una encuesta y varias mediciones en el país los colombianos, en casi un 60 por ciento, piden que un mandatario como Nayib Bukele del Salvador nos gobernara. Incluso algunos medios y portales han tratado de dar explicaciones del fenómeno y hecho análisis sobre tal situación. Pero buena parte de ellos se pifia con el sesgo evidente a dicha mirada.