Tal como lo señaló la Asociación Colombiana de Gas Natural (Naturgas), para evitar el desabastecimiento es necesario complementar la oferta local con fuentes externas; es inadmisible que los comercializadores que atienden la demanda residencial, comercial, industrial y vehicular pudieran ver que se cumpla el pronóstico de la no atención de las necesidades de los usuarios.
Durante el primer año y medio del actual Gobierno gremios y expertos del sector energético nacional reclamaron la urgente priorización de decisiones de políticas pública y regulatoria tendientes a incrementar la oferta local de gas y habilitar todas las fuentes externas de suministro, porque cualquier demora en adoptar decisiones claramente podía significar, en el mediano plazo, el temido incremento en los precios del gas natural, con lo cual se acabaría la justificada percepción de que es el servicio público históricamente más económico en Colombia.
Tal como también lo advirtió en su momento la Asociación Nacional de Empresas Generadoras (Andeg), un déficit de gas pondría a la Nación a depender de la volatilidad del mercado internacional, con lo cual resulta imperativo que el país cuente con la capacidad de seguir explorando y produciendo gas no sólo para poderle responder a los usuarios; también para continuar siendo el combustible de la cacareada transición.
Los cambios innecesarios e inconvenientes en la política de tratamiento a la exploración y producción de gas en nuestro suelo ya hacen prácticamente imposible no importarlo, lo que reduce el propósito tradicional de cuidar y mantener la soberanía energética nacional.
Todos los movimientos parecieron indicar, entre otras metas y propósitos loables, uno que no lo era tanto: importar gas de Venezuela. Pero es el caso que esa opción tan querida por nuestro Gobierno ya implicaba un gran problema antes de los acontecimientos políticos de este domingo en el vecino país: era -como sigue siendo- la inevitable demora que supone traer la primera molécula de gas desde allá a suelo nuestro. Si realidades técnicas y económicas suponían un gran desafío y demora, qué tal ahora que el régimen que manda en ese país está aún más en entredicho.
Se aprecia que el Ministerio de Minas y Energía concrete las anunciadas medidas para incentivar la exploración y producción de gas, tanto en el continente y costa afuera en el Caribe, así como impulsar el proceso de transición energética, superando prejuicios ideológicos contraevidentes.
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