El simulacro nacional

El ser humano vive en medio de situaciones amenazantes que son causadas por fenómenos de la naturaleza y por riesgos antrópicos.

Es preciso, entonces, aprender a convivir con ellos y a enfrentarlos para atenuar sus impactos, más en regiones como la nuestra expuesta a múltiples peligros como terremotos, inundaciones, tormentas eléctricas, vendavales, actividad volcánica, deslizamientos e incendios forestales, sin contar las emergencias causadas por el hombre como incendios estructurales, fugas de gas, explosiones, accidentes en minas o estampidas.

Las autoridades y las comunidades en Colombia han avanzado en la atención y prevención de emergencias, debido a experiencias nefastas como los terremotos de Popayán y Armenia, y la tragedia de Armero. Se han fortalecido los organismos de socorro y se creó la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres. Además, desde 2011, se realiza en cada octubre el Simulacro Nacional de Respuestas a Emergencias. 

El próximo 2 de octubre se cumplirá el Simulacro 2024. En este ejercicio participan entidades públicas y privadas, asociaciones comunitarias y otras organizaciones sociales. Las familias, las juntas de acción comunal, las empresas, los residentes en conjuntos residenciales o de propiedad horizontal, los colegios y las universidades se pueden inscribir para participar en esta actividad.

Entre otros, los objetivos son poner a prueba los planes de contingencia, con el fin de asegurar su eficacia y capacidad de respuesta; fortalecer la articulación entre los organismos privados y públicos y preparar a los ciudadanos para que actúen apropiadamente ante una catástrofe.

Nuestro territorio está expuesto a fenómenos naturales con gran capacidad de destrucción, por lo cual es necesario estar preparados para minimizar los daños que puedan ocasionar estas contingencias. Además, los ciudadanos están en el deber de conocer las medidas de protección en circunstancias imprevistas, identificar los riesgos y evitarlos.

El año pasado participaron cerca de seis millones de personas en el simulacro, pero es necesario que esta actividad llegue a muchas más, y que los participantes la desarrollen con seriedad. La cultura de la prevención ha de estar presente en todos los espacios de la sociedad. Solo de esa forma los ciudadanos conocerán la forma de actuar para poner a salvo su vida y ayudar al rescate de otros. Si no existe esa conciencia, en una situación de emergencia el pánico y el caos se tomarán el escenario y harán muy difíciles las labores de rescate. 

 

 

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