Sus habitantes ya no solo derivan su sustento de las actividades agropecuarias, sino que se les abrieron nuevas posibilidades de negocios como hoteles, hospedajes, restaurantes, así como la organización de paquetes turísticos y excursiones.
La apertura de la carretera significó para los murillunos la oportunidad de mejorar considerablemente sus ingresos, gracias al paso de millares de turistas deseosos de apreciar la belleza del entorno.
Sin embargo, la apertura de la vía también tuvo consecuencias no deseadas como el deterioro del medio ambiente. Los miles de turistas que llegaron durante en la Semana Santa y los puentes festivos siguientes comenzaron ocasionar daños en un ecosistema frágil, como es del páramo, no solo porque estacionaban en cualquier parte y se bajaban a tomarse fotografías entre los frailejones, sino porque dejaban el lugar lleno de botellas, plásticos, empaques de icopor y pañales desechables.
Los llamados de atención y las peticiones de buen comportamiento no surtieron efecto. Las autoridades ambientales formularon alternativas para mitigar el impacto causado por los visitantes, como la instalación de un peaje ambiental, pero no se tomaron decisiones. Fue una orden del Tribunal Superior de Ibagué que impuso un pico y placa ambiental, para frenar los daños que ocasiona la masiva presencia de visitantes, en cumplimiento de una sentencia de la Corte Suprema de Justicia que determinó que el Parque Nacional Natural Los Nevados es sujeto de derechos. La decisión del Tribunal es provisional y busca que se tomen acciones de prevención y manejo en el área protegida.
La decisión no cayó muy bien entre los habitantes de Murillo y los residentes a lo largo de la vía, porque vieron como sus negocios se vinieron a pique y están padeciendo graves afectaciones económicas por la disminución de turistas. Esto los llevó a salir a la vía a protestar y expresar su desacuerdo con la medida.
Lo cierto es que esta área del parque de los nevados necesita protección, ya que allí nacen importantes fuentes hídricas que benefician a millones de colombianos. Habrá que hallar una solución que mejore la economía, sin acabar con la reserva natural. En este sentido sería conveniente conocer las experiencias de otros países para desarrollar un ecoturismo verdaderamente sostenible.
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