Nos comemos la lechona… pero las ganancias se las lleva otro (I parte)

Alba Lucía García Suárez

A pesar de ser el ícono culinario del Tolima, la cadena de valor de la lechona no está dejando los ingresos que debería en la región.
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Mi departamento, el Tolima, es sinónimo de lechona. No hay feria, evento o reunión especial en la que este plato no sea protagonista. Su sabor, tradición e importancia cultural han llevado a que incluso Atlas Taste lo reconociera como el mejor plato del mundo. Sin embargo, más allá del orgullo gastronómico, ¿qué tanto se está aprovechando la lechona como motor de desarrollo económico para el departamento?

La respuesta es desalentadora. A pesar de ser el ícono culinario del Tolima, la cadena de valor de la lechona no está dejando los ingresos que debería en la región. El dato más revelador es que los cerdos que se utilizan en su preparación provienen en su mayoría del Valle del Cauca, lo que significa que gran parte del valor agregado de la producción de lechona se queda en otro departamento. El Tolima consume el plato, pero no capitaliza su rentabilidad en toda la cadena productiva.

Es aquí donde surge una gran oportunidad. El Tolima merece más, puede y debe desarrollar un modelo productivo integral alrededor de la lechona, con la cría y producción porcina local como eje central. Esto no solo permitiría una mayor rentabilidad para los productores tolimenses, sino que abriría la puerta a la generación de empleo, la diversificación económica y el fortalecimiento de la agroindustria en la región.

Para lograrlo, hay que trabajar de manera articulada en la consolidación de una cadena de valor que potencie la producción porcina local, optimice los procesos de comercialización y agregue valor a cada eslabón, desde la crianza de los cerdos hasta su transformación en productos derivados. Este sector tradicionalmente ha sido abandonado, lo digo por conocimiento ya que mi familia está en el negocio de las carnes.

Países que han impulsado su gastronomía como motor de desarrollo han entendido que la identidad culinaria no es solo un elemento cultural, sino un sector económico clave. En México, la industria del tequila es un referente de cómo un producto local puede escalar a nivel global cuando existe planificación, inversión y respaldo institucional. En España, el jamón ibérico ha impulsado la economía de regiones enteras. El Tolima puede hacer lo mismo con la lechona si se toma en serio su cadena de valor.

Si en el país y el mundo nos reconocen por este plato, ahora nos toca a nosotros hacer que la lechona no solo sea la mejor del mundo en sabor, sino también en beneficios económicos para el Tolima. El reto es claro: transformar nuestra tradición en una verdadera fuente de riqueza y desarrollo.

Continuará… @albaluciags

Alba Lucía García Suárez

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