Algunas teorías de comunicación definían que, lo más importante era el emisor, porque era quien creaba el mensaje, otras dijeron que lo más importante era el receptor, porque era quien interpretaba el mensaje, el que le daba sentido, otros refirieron el canal, al final y después de muchas discusiones e interpretaciones, se le ha dado en teoría de comunicación mucha fuerza al mensaje, por ser este el que permite la interacción, la comunicación de ida y vuelta, claramente eso tiene que ver con que, a un lado han quedado los grandes oradores veintejulieros, para abrirle paso a los que a razón de su testimonio, experiencia y visión pueda transmitir, lo que piensa, quiere, siente, lo que se  propone hacer y lo que hace, logrando con ello una respuesta, una emoción o una reacción de los ciudadanos, hoy más que nunca cansados de tanta retórica. 

Tenemos un modelo político, que tiene que garantizar el ejercicio de las libertades individuales y colectivas, estas a su vez deben desarrollarse en el marco del respeto por la diferencia, que permita una convivencia sana, sin violencia.

Nuestro Estado colombiano necesita profundas transformaciones, nuestro sistema democrático y de distribución de recursos, debe adaptarse a un nuevo modelo de país desde las regiones y en equidad para el equilibrio social.

El estallido del populismo en el mundo es sin duda una realidad, en América Latina, este fenómeno ya lleva varios años, con graves consecuencias para muchos países, sus economías y desarrollo.

Desde hace ya algunos años en Colombia, a razón de la política electoral nos vienen ubicando en unos bandos, hablan de la derecha o de la izquierda, de ricos o pobres, de ambientalistas o enemigos del medio ambiente, en fin en un sin número de confrontaciones radicales, en su mayoría que solo contienen discusión y no solución, que busca más allá del beneficio común o la construcción colectiva, la instrumentalización electorera de la ciudadanía,  es decir la retorica violenta se apodero del país y alimenta formas de lucha de lado y lado, que solo generan odio, resentimiento y dolor en los colombianos. 

Todos tenemos etapas en nuestras vidas, sin duda una de las mas importantes y que marca los años por venir es la etapa de la juventud, allí después del proceso de crecimiento y formación de los primeros años vienen los años de las definiciones, de establecer un proyecto de vida y de las acciones para desarrollarlo.

He insistido hasta la saciedad sobre el conocimiento, la formación y la experiencia para el manejo de lo público, so pena de incurrir en múltiples circunstancias que van desde los más simples errores, hasta los más complejos delitos, que por supuesto traen como consecuencia perjuicios a la ciudadanía y a las entidades territoriales en su desarrollo. La planeación, entendida como un instrumento para la gestión pública sin duda siempre dará resultados, en legalidad, transparencia y eficiencia en el uso de los recursos públicos.

La formación en ciudadanía es muy importante en el proceso de construcción de una nueva sociedad colombiana, para que se pueda tener un Estado diferente, donde los ciudadanos ejerzan el uso de sus derechos y aporten desde sus deberes en ese nuevo modelo, que debe ser de respeto por la diferencia y equidad.

Soy un convencido del proceso de formación integral del ser humano, de hábitos y estilos de vida saludables, que permitan el desarrollo de disciplina, valores y un buen estado físico y mental, para tener seres humanos con éxitos, saludables y emocionalmente estables. Los norteamericanos asumieron el modelo de formación integral, que denominaron las 3H (health, head, heart) salud, cabeza y corazón, asegurando un proceso de formación adecuado, seres humanos no solo recibiendo conocimiento, sino preparándose físicamente para tener salud y emocionalmente para ser buenos seres humanos.

En América Latina, se grita en las calles, se marcha y se protesta, no es un problema de derecha, ni de izquierda, es de inequidad, de hambre y de falta de oportunidades. Un país desequilibrado socialmente, difícilmente será un país en paz, de la misma manera no será un país en progreso, donde el estado de bienestar de los ciudadanos deje de ser una esperanza, para convertirse en realidad.