Pese a los controles de la Policía, el alto ruido del establecimiento continúa transnochando a los residentes, porque sus administradores presentan permisos autorizados por Bogotá.
Dormir se ha convertido en un reto para la comunidad que reside sobre la avenida Los Ocobos, vía a El Salado, debido al ruido que todas las noches y hasta al amanecer emite el Salón social privado Vulcanos, ubicado en la carrera Octava número 131 - 28.
Los habitantes están desesperados y manifiestan que hasta sus hijos se duermen en clase por los días de trasnocho, tal como afirmó un padre de familia.
“Nos citaron al colegio porque el niño se está durmiendo en el aula y ¡cómo no! si con la música a alto volumen todos las noches quién puede dormir”, dijo.
Sumado a lo anterior, el salón social -antes discoteca bar Vulcanos- se ubica a menos de 200 metros de la Institución Educativa Comfatolima y a 300 metros del Jardín de los Abuelos.
Escándalos, la constante
Los quejosos aseguraron que hace aproximadamente dos semanas se registró un escándalo en el lugar, por lo que las autoridades policiales llegaron a controlar la situación.
“Parecía el ‘Juicio final’, tiraban botellas y más; incluso vimos ahí menores de edad de El Salado. Tomaron la costumbre de que a la madrugada, después de las 3:00, una chiva pasa por quienes salen de las discotecas y los traen ahí hasta las 6 o 7 de la mañana. El escándalo es tremendo. Así no haya gente, ellos le suben el volumen para ofendernos”.
“No estoy en contra de su negocio, pero sí pido a las autoridades y los encargados de eso que nos pongan cuidado, porque ese problema está desde hace seis años. Hemos recogido varias firmas y no nos escuchan”, dijo una madre de familia que prefirió omitir su nombre.
Otra de las afectadas afirmó que los llamados a la Policía son frecuentes, pero “el agente me respondió que no podían hacer nada, porque ellos tenían los papeles al día.
“Anoche llamé al 112; amablemente nos atendieron; al momento vino la Policía y bajaron el volumen, pero se fue la patrulla y de nuevo continuó la pesadilla”, anotó.
Los documentos
Camilo Andrés Moreno, propietario de un taller de mecánica localizado junto al sitio nocturno, refirió que en junio pasado llegó al lugar y que cansado de rogar a los administradores del salón que bajaran el volumen decidió emprender una batalla en diciembre, radicando documentos antes las autoridades pertinentes.
En su archivo cuenta con cartas dirigidas a la Dirección de Justicia, la Inspección Ambiental y otras, también “donde se pide revisión a Cortolima y a la Directora del grupo del Plan de Ordenamiento Territorial, en que se le solicita expedir informe de si los establecimientos pueden hacer sus actividades en el sitio de acuerdo con las restricciones previstas en el POT”, expresó.
La respuesta
Según respondió el grupo del Plan de Ordenamiento Territorial, no está permitido este tipo de establecimientos en el sector.
“El mapa U4 Usos del suelo, que hace parte integral del acuerdo 116 del 2000 POT, el sector donde se pretende la actividad corresponde a una zona residencial primaria sobre un corredor vial de comercio especial, es de anotar que la actividad discoteca clasificada como servicio personal de cobertura urbana y no es compatible por ubicarse a menos de 200 metros de un centro de culto, según el artículo 47 del Acuerdo 009 de 2002”, indicó.
Dicho artículo reza que “los establecimientos destinados al expendio y consumo de licor no podrán ubicarse a una distancia menor de 200 metros medidos entre los puntos más próximos del posible establecimiento y centros asistenciales de salud, educativos y de culto, cuando por sus características particulares sean contrarias a la moralidad y las buenas costumbres”.
Así mismo, el decreto 110419, de mayo 30 de 2006, por medio del cual se reglamenta el funcionamiento de los establecimientos comerciales, industriales y de prestación de servicios. En su artículo 10, refiere que “los establecimientos que expendan licor, así como los que tienen fuerte emisión de ruido que puedan afectar el ambiente y la salud, deberán emplear sistemas de control necesarios para garantizar que los niveles de ruido no perturben las zonas aledañas habitadas”.
El propietario del taller aseveró que “la Policía y la Inspección Ambiental y de Policía nos han colaborado mucho. La situación es que los del salón social presentan documentos autorizados por Bogotá y, según eso, no se puede hacer nada. Estamos preocupados por saber qué va a pasar, pues este proceso está muy largo y no aguantamos más”, puntualizó.
CambiÓ razón social
Carlos Moreno señaló que hasta diciembre del año anterior, en la Cámara de Comercio de Ibagué el ahora salón social estaba registrado como discoteca, pero en la actualidad “está inscrito en la Cámara de Bogotá, con la razón social de Aso Even Trío, Asociación Nacional de Trabajadores Eventuales e Informales y tienen permisos de esa capital.
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