Los campesinos argumentan la falta de claridad en el tema de los transbordos, la posible desprotección de algunas veredas y el pésimo estado de las vías que no hace viable la implementación del nuevo sistema.
Clara Inés Parrales, presidente de la JAC de la vereda Cay, solicitó no cambiar el recorrido de la ruta 86, debido a que afectaría al sector de La Palestina, en donde no solo toman el colectivo los estudiantes que se dirigen al Sena o centro de la capital, sino los adultos mayores que consideran inoportuno el transbordo que se efectuaría en la calle 15 para dirigirse a la calle 60.
“Que tal uno mareado y maluco, tener que bajarse de Cay y hacer transbordo. Eso de reestructurar las rutas en vez de mejorar, empeora las cosas. No se qué está pensando el Gobierno y debería ponerse la mano en el corazón y que mire cuál es la mejor solución para los jóvenes, los ancianos y los campesinos que vienen con sus cargas”.
Por su parte, Álvaro Vera, indicó que hay ocho puntos neurálgicos en el Cañón de Combeima donde los huecos impiden que los conductores cumplan con la frecuencia, que ocasiona que una persona espere hasta 30 minutos la ruta.
Agrega que la nueva tipología de buses que entrarán a operar, el Euro 4, no estaría acorde para los caminos de las veredas, debido a que su tamaño dificultaría el tránsito conjunto con otro vehículo.
“Antes de pensar en los busetones deberían pensar en reestructurar todas las vías”, comentó.
Carlos Alberto Quintero, representante de la vereda Santa Bárbara, criticó la medida ya que solo en esta vereda, desde hace 20 días, la carretera está anegada y el servicio de transporte lo presta los camperos.
Para este vocero rural, existen corregimientos en peor situación que la del Cañón del Combeima, en donde no existe transporte público, los carreteables son destapados y los particulares asumen un deber que es de la Administración, exponiéndose la comunidad a una tragedia de magnitudes como la de Fundación (Magdalena).
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