La colonia de mi municipio, ¿en el panóptico?

Alberto Bejarano Ávila

Una extrapolación empírica, que poco distará de lo que revele una investigación rigurosa, señala que en Ibagué habita cerca de un 30% de las personas nacidas en cada uno de los demás 46 municipios del Tolima. Esta realidad sociológica es ignorada o es irrelevante para los mandatarios o dirigentes comunes y silvestres y sólo quienes ven el orden social más allá del mero oportunismo electoral hallarán en este hecho histórico-social un tejido social enriquecedor, vibrante, dinámico e imprescindible para superar el populismo y pensar en serio el desarrollo socialmente equitativo.

Es verdad que en Ibagué cada uno de los 46 terruños municipales tolimenses tiene arraigo y vida. Ibagué es, sin duda, simbiosis de memorias históricas, identidades concretas, nostalgias y desvelos por la tierra chica y por ello quien desconozca la singularidad de la formación histórica de nuestro ecosistema difícilmente apreciará el envidiable potencial que tenemos para reconstruir a Ibagué, reconstruyendo social, cultural y económicamente la región. Craso error cometen quienes creen que sin cohesión social habrá visión de futuro y sin visión de futuro habrá cohesión social.

Debe decirse que un atisbo geopolítico enseña que en el mundo hay más de 50 países con igual o menor extensión que Ibagué y 100 países con igual o menor extensión que el Tolima, dato que hace inferir que todos tendríamos que ver al Tolima o, en su defecto a Ibagué, como un estado complejo, sistémico y articulado y, por lo mismo, deberíamos impugnar la indigna dependencia del centralismo administrativo, económico, cultural y político y, si somos coherentes, decidirnos a luchar por la autonomía del Tolima y la construcción de nuestras propias orientaciones políticas.

Conclusión de estas breves nociones de territorio y sociedad es la imperativa urgencia de que Ibagué asuma en verdad su rol de municipio capital, que su Alcalde (el próximo, el actual no da más) y su Concejo municipal convoquen a los 46 alcaldes y concejos municipales a constituir en Ibagué la colonia de cada municipio y a fundar la Casa de las Colonias Tolimenses (podría ser en el Panóptico, idea compartida con los amigos de Corcultura). También debe instituirse un Congreso Anual de Alcaldes y uno de concejos municipales, para que las 47 municipalidades continuamente creen sinergias sociales y económicas y compartan visiones, estrategias, planes y programas.

El tema es extenso, sugestivo y esperanzador, pero en este apretado texto solo puedo expresar unas sugerencias pertinentes y complementarias: Hacer la primera minga de colonias municipales para despertar el sentido de comunidad regional; rediseñar el Festival Folclórico para que este evento sea autentica expresión de la cultura regional; replantear el papel de los institutos de cultura para que reconstruyan, promuevan y defiendan los valores que nos dan identidad.

¿Soy utópico? Sí, porque veo un Panóptico (lugar ideal por su acervo histórico) donde están tallados 47 escudos y ondean 47 banderas municipales, junto a las banderas y escudos del Tolima y Colombia; veo 47 sedes pagadas por 47 municipios donde cobra vida el padrón de cada colonia; veo auditorios con agenda copada de talleres sobre temas vitales de cada municipio, presentación de audiovisuales, obras literarias, exposiciones y muestras culturales; veo que desde allí se invita a fiestas vernáculas del retorno y a convites solidarios en horas de emergencias; veo que allí se teje una nueva región.

“La Casa de las Colonias” sin duda avivaría la noción de sociedad civil y daría fin al populismo y los lugares comunes y, por ello, he de creer, quien pervive de la decadencia se “hará el loco” o descalificará y desdeñará esta idea. Pero el aluvión de ideas serias debe continuar.

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