¿A quién odian los gringos?

Desde el pasado jueves es legalmente lícito llamar delincuente a Donald Trump. Y lo es, porque un jurado de doce personas, de manera unánime, acaba de hallarlo culpable de treinta y cuatro delitos. Es el primer caso en doscientos cincuenta años de historia de los Estados Unidos que un expresidente es condenado por infringir las leyes penales. Ese será su principal legado, si la sentencia se confirma. Lo cual parece ser altamente probable. Como es también altamente probable que en las elecciones de noviembre sea elegido presidente.

Dolores de cabeza

El Cauca siempre ha sido un dolor de cabeza. Desde los tiempos de Tomás Cipriano de Mosquera, José María Obando y José Hilario López, en el siglo XIX, cuando tenía 668.400 kilómetros cuadrados y era más de medio país, hasta hoy, en el siglo XXI, con solo 29.300, en tiempos de las disidencias de las Farc. Y ha sido un dolor de cabeza, igual que Nariño y Chocó, que junto con Valle, conforman la cuenca del Pacífico, una de las zonas más abandonadas y pobres de Colombia.

Un bloque de incorruptibles

La corrupción política es una enfermedad sistémica y estructural. Es muy difícil (por no decir imposible) encontrar un ámbito del Estado que no presente casos de este problema que viene creciendo desde hace décadas, al menos las últimas cuatro o cinco, para no terminar diciendo que llevamos dos siglos, o que, como dijo uno de los ‘filósofos’ del clan Nule, la “corrupción en Colombia es inherente al ser humano”. No. La corrupción se puede derrotar, si existe voluntad política.

Así inició la pesadilla

Se cumplieron 40 años del asesinato de Rodrigo Lara Bonilla. Un crimen que marcó el inicio de una época y el anuncio de la pesadilla que le esperaba al país si no se actuaba a tiempo.

Directo Caracas

La política colombiana es una tragedia. Y lo es, porque se hace en perjuicio de la gente. La oposición está dando un espectáculo deprimente.

Reescribir la narrativa

Una de las grandes equivocaciones que hemos cometido los colombianos es que al contar nuestra historia prevalecen las derrotas, la violencia y lo luctuoso, de una forma tal que induce a pensar que es lo único que ha sucedido en estas tierras. Es el relato de la fatalidad. Y para terminar lo que pareciera ser un propósito casi satánico, las únicas victorias que celebramos son las de tipo militar.

El juicio a Uribe

El hecho no tiene antecedentes. Es la primera vez que un expresidente de la República en Colombia es llevado a juicio por delitos comunes, presuntamente cometidos fuera de su cargo.

Una victoria pírrica

La oposición al gobierno del presidente Petro acaba de anotarse una victoria, al hundir la reforma a la salud. Sin embargo, creo que se ha pegado un tiro en un pie.

“Soy fiesta, soy música, soy patria”

Con este sugestivo y poético eslogan se llevó a cabo en el Tolima el trigésimo noveno Festival Nacional de Música colombiana. Certamen cultural que año a año se supera a sí mismo, gracias al tesón y a la pasión que Doris Morera de Castro y su equipo de colaboradores le infunden. Frente a actividades como esta solo puede uno ponerse de pie y aplaudir.

Al oído de la Fiscal General

Colombia tiene una nueva fiscal general: la penalista Luz Adriana Camargo Garzón. Y, cómo es apenas natural, se abre una luz de esperanza con respecto a que la suya disminuya los vergonzosos índices de impunidad existentes y recupere la credibilidad en la justicia, hoy, lamentablemente por los suelos. Que sea una justicia totalmente despolitizada, y que se derrote, de una vez por todas y para siempre, el viejo adagio de que la justicia es “para los de ruana”.