Un enorme basural

Hace pocos días, habitantes del barrio Antares, localizado en la comuna 6, denunciaron que algunas calles se han convertido en depósito de basuras y escombros, lo cual atrae gallinazos y genera malos olores que ponen en riesgo la salud de los vecinos.

 

A manera de solución, propusieron que, en el sitio convertido en vertedero, se instale un contenedor de basura. Lamentablemente esta no es la solución más adecuada, pues no hay suficiente educación cívica sobre el uso adecuado de estos recipientes. En otras ciudades se pusieron en funcionamiento contenedores, con el propósito de que las basuras no quedaran expuestas mientras pasa el carro recolector, pero los resultados fueron desastrosos, porque no se les dio uso racional (botaban allí llantas, muebles viejos, escombros), algunos fueron destruidos, eran focos de infecciones y atraían toda clase de plagas.

El problema del desaseo generalizado parte de cada individuo, que está convencido de que puede arrojar sus desechos en las calles, porque estas son "tierra de nadie". Nuestra ciudad está aquejada por este mal. Los ibaguereños se habituaron a ver las vías, los parques, los separadores, los andenes, en fin, todos los espacios comunes, colmados de desechos. Entonces arrojar un papel más o uno menos no hace la diferencia, pensarán.

De nada vale que los escobitas barran a diario las calles o que los carros recolectores pasen por los barrios en los horarios establecidos, si los ciudadanos no tienen reparos para  sacar los desperdicios a destiempo o tomar cualquier esquina como un botadero.

Tampoco la ciudad ha avanzado en materia de reciclaje y no se ha adoptado  el código de colores para la separación de los residuos sólidos, como lo dispone la Resolución 2148 de 2019. Esto hace que algunos recicladores no realicen esta labor en forma apropiada y dejen regados los desechos que no les sirven.

La Alcaldía de Ibagué inició este año la campaña “Escuadrón Caza cochinos", por medio de la cual se pretende llamar la atención de aquellos que botan sus desperdicios en los espacios públicos y concienciar a los ciudadanos sobre la importancia de mantener limpia el entorno. Sin embargo, esta actividad ha de ser más persistente y reforzarse con las herramientas que otorga la ley para sancionar a quienes insisten en botar su basura en las calles; de lo contrario Ibagué será un gran basural.

 

 

EL NUEVO DÍA

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