Se trata de las piscinas olímpicas de la 42 y el complejo acuático del parque deportivo, que fueron destruidos son pretexto de la organización de unos juegos nacionales que terminaron siendo un fracaso.
Además, se espera concretar la remodelación de la concha acústica Garzón y Collazos y la recuperación del Parque Centenario, lugares emblemáticos en pleno corazón de la ciudad, que se hallan en el abandono desde hace más de cuatro años.
La recuperación de estos espacios vitales para los deportistas y ciudadanos en general es una grata noticia, pues, por una parte, la administración local podrá gestionar la realización de competencias acuáticas y los ibaguereños contarán con más lugares para la práctica de deportes, para el esparcimiento y disfrutarán nuevamente de un escenario cultural.
Estas obras son importantes, pero también se necesita recuperar la malla vial que está deteriorada. Hay muchas calles barriales que, aunque no hacen parte de las rutas de buses, sí son vías de acceso que es preciso atender, ya que son sectores con muchos años de existencia en los que la administración no ha puesto sus ojos.
Avanzar en la implementación del SETP será otra de las metas para el 2025. Ya se aprobaron tres obras relacionadas con este macroproyecto: la instalación de 1.100 paraderos, la rehabilitación de un tramo de la carrera Quinta y el estudio de demanda, esencial para la puesta en marcha del sistema. Así mismo, están autorizados los recursos para la modernización de la red semafórica.
A más de las obras de infraestructura, esenciales para el desarrollo de la ciudad y el mejoramiento de la calidad de vida, es preciso que la Alcaldía intervenga en el deficiente servicio de recolección de basuras y exija que el operador cumpla lo establecido en el contrato; de igual forma, es preciso acometer de una vez por toda la recuperación del espacio público no solo en la carrera Tercera, sino en las avenidas, en los barrios y en las plazas de mercado.
Otro de los grandes desafíos para este 2025 será el recobrar el espíritu cívico entre los ibaguereños, el acatamiento de las normas de convivencia y el respeto por el otro. Esto solo se logra con una fuerte y permanente inversión en educación ciudadana.
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