Una ciudad para los niños

El pasado jueves (día de Halloween) miles de niños desfilaron por la avenida 60, entre la carrera Quinta y la Avenida Ambalá, en un carnaval multicolor en el que fueron los protagonistas.

En los últimos años esta vía, que comunica a los centros comerciales más grandes de la ciudad, era transitada por miles de niños con sus padres, que los acompañaban para exhibir sus disfraces y pedir dulces en este día tradicional. Así que este año se buscó que las familias pudieran trasladarse con mayor seguridad y tranquilidad.

Estas actividades, que congregan a las familias y a los ciudadanos de todas las clases sociales, tienen un gran valor, porque reafirman la importancia del bienestar de  los niños en las comunidades y es un espacio para infundir valores cívicos. Esta administración ha trabajado desde sus inicios con los pequeños, a través de obras, como la de la reconstrucción del parque infantil de tránsito, la recuperación de los parques de los barrios (abandonados en el pasado cuatrienio) y el desarrollo de actividades culturales, lúdicas y deportivas en las que, además, se difunden mensajes que promueven el aprecio por la ciudad y las normas de convivencia social.

Valores como la honestidad, la solidaridad, el respeto por el otro, la tolerancia, el aprecio por los bienes públicos y el sentido de pertenencia se inculcan desde la primera infancia y por ello las acciones que promuevan estos valores debe realizarse con mayor frecuencia.

En la celebración del jueves los ibaguereños mostraron su alegría y los comerciantes (formales e informales) lograron mejorar sus ventas. En general, el comportamiento de los ciudadanos fue ejemplar. Sin embargo, en la noche, después del desfile, se presentaron algunas riñas entre jovencitos que no pasaron a mayores, pero que es necesario evitar.

Así mismo, es preciso planificar estas actividades de modo que no incomoden a los demás ciudadanos. Por eso hay que contar con la presencia de suficientes agentes para que organicen el tráfico y se conciban planes para emplear vías alternas, de modo tal que quienes no participan en los desfiles no se queden atrapados en trancones por horas. También hay que contar con un buen número de policías, pues estos eventos son propicios para que los amigos de lo ajeno aprovechen los descuidos de la gente y hagan de las suyas. 

Suponemos que este desfile se institucionalizará, que cada año será mejor organizado y que las fallas (que fueron mínimas) serán corregidas.

El Nuevo Día

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