Todos pierden con la invasión de la Tercera

La ocupación ilegal del espacio público es quizá una de las problemáticas que más afecta a los ibaguereños.

La de la carrera Tercera es la más grande y visible invasión, pero no es la única. En las principales avenidas y las calles de los barrios se encuentran infinidad de negocios al aire libre, como ventas de comidas, talleres y exhibidores con diversidad de productos.

Los operativos para recuperar el espacio público en la Tercera han sido inútiles. Cada vez hay más ocupantes ilegales. Lo más inquietante es que la presencia de compradores ha descendido en forma dramática, según el director ejecutivo de Fenalco seccional Tolima, Cristian Gutiérrez.

De acuerdo con el dirigente gremial, los propietarios de los almacenes ubicados sobre esta vía están seriamente preocupados, pues los clientes han disminuido hasta en un 60%, con un impacto negativo sobre las ventas; tanto es así, que algunos de los dueños de negocios están contemplando la posibilidad de cerrar sus puertas.

Los vendedores ilegales ocupan la vía con toda clase de mercancías y grandes artefactos para exhibirlas, con lo cual impiden la visibilidad y dificultan el acceso a los almacenes. Este no es un problema menor, pues es en esta época en que la mayoría de los comerciantes cifran sus esperanzas para mejorar las ventas del año. Como consecuencia del desorden, muchos ciudadanos prefieren desplazarse a los centros comerciales, donde sienten que pueden comprar con tranquilidad y seguridad.

La Alcaldía anunció que a mediados de noviembre espera contar con un nuevo grupo de vigías del espacio público, que operará en la carrera Tercera y otras zonas de la ciudad. Este equipo estará conformado, en su mayoría por mujeres, y hombres que hacen parte de la reserva activa, con entrenamiento para el manejo de personas y situaciones complicadas.

La realidad es que una de las causas de este problema, que no ha sido efectivamente atacado, es la falta de empleo formal. La informalidad llega casi a la mitad de la población ocupada, por lo cual muchas personas se ven en la necesidad desempeñar una actividad económica que les permita llevar alimentos al hogar. Esta situación, aunque es comprensible, no puede ser una justificación para obstaculizar el trabajo de los demás.  Este es un llamado para que las autoridades ejerzan control, de forma que se garanticen los derechos del comercio organizado, los peatones y los mismos ambulantes. Es necesario que se respeten las normas para beneficio común, pues con la ausencia de compradores en la Tercera todos los comerciantes (formales e informales) van a perder.

El Nuevo Día

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