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En medio de un periodo invernal fuerte y con un puente artesanal, viven las familias de las veredas Calichosa, Balso Frutero, Balsa Rocío y Bellavista en el límite de Ortega y Rovira. Los habitantes nuevamente recordaron que a pesar de tener una acción jurídica a su favor desde el 2017, para que se construya un paso seguro, hasta la fecha las dificultades para movilizarse están a la orden del día.
Unión en medio de las dificultades
Con un río Cucuana caudaloso debajo de sus pies, trabajan en ‘el aire’ tres hombres en la instalación de una ‘hamaca’ o paso provisional, para unir a los habitantes de las dos poblaciones. Mientras ellos le dan forma a lo que sería el tablero del puente, en uno de los extremos se ve un grupo de personas que con paciencia van uniendo las tablas con alambres.
Aunque es una labor muy valiosa que demuestra unión de esfuerzos, la escena no deja de ser preocupante, pues los residentes de esta parte del Tolima desde hace años vienen clamando por una estructura que dé seguridad tanto a adultos como a niños.
Orlando Herrera, presidente de la Junta de Acción Comunal de la Calichosa (Rovira), narró que en 2016 recibió un fallo a favor tras interponer una acción popular en 2013, en este se le ordenaba a las dos alcaldías y a la Gobernación del Tolima, crear un paso seguro.
“Les dieron 18 meses para que construyeran el puente, de ahí para acá se nos vinieron presentando miles de inconvenientes porque no sabíamos que había que sacar un permiso en Cortolima que se llama ocupación de cauces. Se fue el gobernador Óscar Barreto del mandato y entonces no se hizo el puente”, narró Herrera.
El hombre agregó que pasaron casi 18 meses para obtener el visto bueno ambiental, pero la construcción continuó sin avanzar. “Ha sido una lucha tremenda, se han caído personas, hacemos hamacas y el río vuelve y nos la desbarata, un señor se cayó y quedó inválido, hace 15 días se cayó un niño que iba para el colegio en Playarrica”.
En medio de este largo proceso, uno de los compromisos que habrían adquirido los mandatarios de Rovira y Ortega fue actualizar el proyecto y adelantar los estudios hidrológicos. Según Orlando, el mandatario de los rovirenses, Diego Guerra, ha estado pendiente de la situación.
Justamente, hace aproximadamente mes y medio varios líderes se reunieron con Guerra, allí, vía telefónica se habrían comunicado con su homólogo de Ortega, Ómar Carrillo, este último al parecer se comprometió a revisar la información, no obstante, desde entonces se está a la espera de una respuesta.
“Somos más de ocho veredas de Ortega que se están viendo damnificadas con la falta de este puente, son más de 30 niños que estudian en Playarrica, todos los de la parte baja, de la orilla del Cucuana tienen que pasar por ahí, porque no hay más por donde”.
La importancia de este puente, es que permite que los habitantes de sectores como Balso Frutero, una de las comunidades más apartadas del casco urbano de Ortega lleguen a Playarrica (San Antonio), Rovira o Ibagué. “Hace 27 años se nos cayó y estas comunidades siguen luchando con el tema de este puente y los gobernadores no nos han puesto cuidado, nos tienen totalmente olvidados”.
Dependiendo del comportamiento del río
En esta zona, ir a clases en ocasiones depende del río Cucuana, cuando está en buenas condiciones los padres de familia acompañan a los menores en la mañana a cruzarlo y en la tarde están pendientes para el regreso.
“Hay algunas veces que no los envían (a la escuela) porque el río está muy ‘toreado’, muy crecido como decimos nosotros y a los niños les da miedo cruzar”, narró Herrera.
Otras de las dinámicas que dependen tanto del puente artesanal o ‘hamaca’ como de las condiciones del afluente es la agricultura, pues en el territorio hay una buena producción de café, aguacate y banano, alimentos que generalmente llegan al mercado ibaguereño.
“Para Ortega no hay vía carreteable, es una región que está totalmente embotellada. Las comunidades con recursos propios estamos construyendo una vía terciaria, con el fin de que el Gobernador y los alcaldes se comprometan con el puente”.
La intervención que están adelantando las comunidades campesinas es en la conexión que conduce a Rovira e Ibagué.
Ante las marcadas necesidades de movilidad, los lugareños seguirán reclamando una estructura que es vital para al menos ocho veredas.
Proyecto sigue en pausa
Teniendo en cuenta que la Administración seccional está involucrada en la decisión jurídica, EL NUEVO DÍA habló con la secretaria de Infraestructura del Tolima, Paola Muñoz, quien explicó que en 2019 se dio viabilidad a la obra, igualmente, señaló que el Departamento le ha escrito en repetidas oportunidades al mandatario de Rovira, pues fue quien presentó el proyecto, porque se deben adelantar las actualizaciones de los estudios hidráulicos, pero “a hoy no nos han vuelto a radicar el proyecto. La Gobernación está presta a que lo presente”.
Esta redacción buscó vía telefónica y WhatsApp a los alcaldes Diego Guerra de Rovira y Omar Carrillo, pero no logró respuestas.
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