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Suele ocurrir que en épocas de crisis los pueblos votan cambio, y en las de prosperidad votan continuidad. En el continente americano hemos tenido tres pruebas recientes: Argentina, Bolivia y Estados Unidos. Todas han votado ‘cambio’. La primera favoreció el regreso al poder de Cristina Fernández de Kirchner; la segunda, el retorno del Movimiento al socialismo de Evo Morales; y la tercera, la vuelta al poder de los demócratas, con marcado giro progresista (línea Obama), Biden quiere duplicar el salario mínimo y abanderar la transición energética. El turno es para Ecuador. Según las encuestas el favorito es Andrés Arauz, quien cuenta con el respaldo del expresidente Rafael Correa. Un economista heterodoxo que a decir de Carlos Bedoya en el portal limeño ‘Otra mirada’, “se ha ido izquierdizando a gran velocidad”. Es uno de los diseñadores del ‘Banco del Sur’ y de la arquitectura financiera regional que Correa impulsó junto a varios gobiernos progresistas. Ha ofrecido otorgar a un millón de ecuatorianos US$ 1.000 dólares a cada uno para emprendimiento. Su contrincante conservador Guillermo Lasso propone subir el salario mínimo de US $400 a US $500 dólares, lo cual da una idea de cómo están las cosas en el hermano país.
El interrogante es si habrá segunda vuelta o no. Para que no haya lugar a ésta el ganador debe obtener mínimo el 40% de los votos y superar en más de un 10% al segundo. No está claro que Arauz lo consiga, pues hay un 40% de indecisos y 16 candidatos más. Su triunfo confirmaría una tendencia hemisférica al cambio, y querría decir que la primavera conservadora que supuso el triunfo de Macri, Trump, Bolsonaro y Piñera ha sido efímera. Según los entendidos, Arauz podría convertirse en una revelación regional, tiene 36 años y posee una brillante trayectoria académica y de gestión en la administración pública. Es licenciado en Economía y Matemáticas por la Universidad de Michigan, magíster en Economía del desarrollo por Flacso-Ecuador y doctorando en Economía financiera de la Universidad Nacional Autónoma de México. Además, domina el inglés, el francés y el ruso.
El presidente Lenín Moreno, devenido en enemigo de Correa, se ha apresurado a lanzar un destemplado grito de auxilio, colgado de un pobrísimo informe de la revista Semana que pretende enlodar a Correa y Arauz con el Eln. No entiende que en el fondo de esto, más que viejos fantasmas comunistas, alianzas castro-chavistas o preferencias ideológicas, subyace un profundísimo malestar social en razón a la corrupción, a la delincuencia y al pésimo estado en que él deja la economía. Lo que hay es estrés social, irritación y angustia. La mayoría de ecuatorianos anhela un cambio, necesita un cambio que le devuelva la esperanza. Las elecciones de hoy son eso: un ‘test de estrés’.
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