Acerca del nuevo Pacto Histórico

Rodrigo López Oviedo

El proceso de creación del partido en que se transformará el Pacto Histórico ha dado para que las organizaciones que lo están impulsando convoquen a la ciudadanía a opinar sobre los aspectos que a su juicio han de caracterizarlo.
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Tratándose de la fuerza política que tendrá el propósito de movilizar a los colombianos hacia la construcción de un país en el que las injusticias sociales queden reducidas a lo mínimamente tolerable y en el que prime la paz, el papel a jugar por quienes nos sentimos identificados con tales ideales debiera ser el de asumir como propia la responsabilidad de esta consulta, pues, entre más nutrida sea la participación, mayor será el derecho que tendremos de exigirle al partido que actúe de manera consecuente con ellos.

Para facilitar esta participación, los promotores han elaborado una guía que contempla temas relacionados con la naturaleza del partido en gestación y las características que deben cumplir los partidos, organizaciones y personas que quieran hacer parte de él, así como también con los principios y las líneas programáticas en que debe fijar sus objetivos, las formas organizativas que deben observarse y los procedimientos para la elección de sus direcciones y la selección de los candidatos electorales.

Como puede deducirse, existe la mayor disposición de abrirle campo a la ciudadanía para que ella misma pueda definir el tipo de partido de sus querencias. En lo personal, considero que tal partido debe ser el escenario de confluencias de lo más granado del pensamiento democrático y progresista del país.

Sus banderas deben flamear a la izquierda del espectro político y, en tal sentido, orientar sus propósitos hacia la búsqueda de la paz, la equidad y la defensa de la población más débil a través de la instrumentalización práctica de la carta constitucional de derechos.

Debe proscribir todo tipo de discriminaciones, incluidas las de origen económico, social y regional; de género y de raza; de concepciones políticas, ideológicas y religiosas.

El nuevo partido debe hacer frente a toda manifestación supremacista, xenófoba y patriarcal heredada del pasado y, en su lugar, buscar la mayor armonía social.

Debe retomar el ideario antiimperialista de nuestro Libertador y ser proclive a la construcción de la Patria Grande con la que él soñaba.

La erradicación de la explotación del hombre por el hombre debe constituir su propósito supremo.

Sobre los demás aspectos de la consulta hablaremos en posteriores comentarios. Por ahora, dejemos constancia de nuestro rechazo a que las listas de las candidaturas a las corporaciones públicas puedan tener carácter cerrado, pues reñirían con la intensión de que el nuevo partido sea un promotor efectivo de la mayor democracia.

 

 

Rodrigo López Oviedo

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