Alexis María Hernández: un legado de auténtica comunera
La semana anterior asistimos al entierro de Alexis y me vino a la memoria el recuerdo de una madrugada en la que dormía plácidamente en mi residencia del barrio Jordán Octava Etapa, cuando de repente me despertó una voz de mujer que llamaba a toda la comunidad para que se levantara, porque quería decirnos algo importante. Mientras tanto, un tropel de hombres y el tintineo de arneses y escaleras metálicas se tomaron la calle. No supe que hacer, si abrir la ventana para insultarla por no dejarnos dormir o salir a escucharla. Opté por lo segundo y cuando los vecinos protestaban airadamente, ella se quitó la capa que cubría su cabeza y dio la orden para que prendieran las lámparas del alumbrado que llevaban más de cinco meses inservibles. La protesta se convirtió en aplausos y sonrisas.