Visiones de paz

De cuando en cuando, los debates y análisis académicos y políticos, en relación con la Constitución Política de Colombia, - aupados generalmente por coyunturas especiales ligadas a visiones sobre paz y desarrollo nacional- aportan miradas interesantes sobre los grandes retos y los necesarios avances que aún dependen de la actualización y desarrollo de los principios fundantes de nuestra Carta.

Acuarelas y lágrimas

Recientemente fue lanzada en Madrid, la segunda edición de la obra literaria, “Entre Acuarelas y Lágrimas”, del autor tolimense, José Orlando Castañeda, publicada por el Grupo Editorial Penguin Random House. La novela, relata dolorosa y bellamente - a través de sus bien logrados personajes- el problema de la emigración: el destino escindido de quienes toman la tremenda decisión de irse de su patria.

Los imprescindibles

A raíz de la reciente entrevista que el padre Francisco De Roux, realizó a Álvaro Uribe Vélez en El Ubérrimo, un buen sector de la opinión pública se ha mostrado indignada ante el trato altanero y soberbio, que en dicho encuentro le dio el dueño de la finca al conocido y respetado sacerdote jesuita y a sus acompañantes que conforman la Comisión de la Verdad.

Cara a cara

Dos enemigos acérrimos que durante años se buscaron para matarse, al fin pudieron encontrarse hace pocos días, cara a cara, sin que mediara en ese encuentro ningún gesto ni hecho de violencia. A buena hora.  

Harakiri parlamentario

Constituye modesta noticia política nacional, la actual iniciativa parlamentaria orientada a disminuirse el salario, reducir el número de congresistas y ahorrar gastos en sus equipos.

Renacer del sindicalismo

En una loable experiencia de avance democrático, el Comité Nacional del Paro ha anunciado que por estos días, presentará ante el Congreso Nacional diez proyectos de ley orientados a lograr beneficios para los sectores populares colombianos. Sustentan su iniciativa en el “propósito de llevar a la política, al debate democrático, el clamor social”. Muy buena iniciativa. Ojalá los presenten pronto.

La constitución es el camino

“Hace treinta años y con muchas esperanzas, los colombianos adoptamos una nueva Constitución”, sentenció hace pocos días y con motivo de la celebración de un nuevo año de vida de nuestra Carta, el expresidente de la Corte Constitucional de Colombia José Gregorio Hernández Galindo, en un documento publicado por un importante centro académico nacional. Anotaba igualmente, que uno de los grandes retos de la nueva Constitución, lo establecía el consolidar un Estado claramente democrático, liberal, participativo, pluralista y garantista.

La joya de la Constitución

Rodrigo Uprimny, resaltaba hace pocos días en su columna semanal de El Espectador, que la Constitución de 1991 ha logrado avances democráticos trascendentales, consolidando un país en paz, diverso y participativo. Estas conquistas democráticas y humanistas, se alcanzaron principalmente por su amplia carta de derechos. En especial,  por la vigencia de la tutela como mecanismo de protección judicial de derechos. Sin embargo, aquí y ahora,  al maestro Uprimny  le preocupa que en esta coyuntura histórica, las cosas puedan terminar muy mal, con regresión autoritaria, auge de violencia y recrudecimiento del conflicto armado. Para colmo de males y preocupaciones, anotaba algo tenebroso y preocupante: “La Constitución misma está en peligro”. 

Campo y paz

La urgente y necesaria reforma rural en Colombia, siempre aplazada, sólo se podrá adelantar exitosamente en el Congreso Nacional, cuando las mayorías parlamentarias hagan parte de un necesario proceso de cambio social y democrático en el país. Mientras tanto, nada que hacer. Sencillamente, porque los poderosos terratenientes nacionales, en cerrada alianza y llave con el sector financiero y bancario, -lo más granado de la oligarquía colombiana- controlan férreamente el Estado colombiano, en especial por los lados del Ejecutivo y el Legislativo. Y no le jalan, a reformas que democraticen el poder y la riqueza en el país.

Dignidad

Las recientes movilizaciones juveniles, han abanderado la concepción de “dignidad” como una de sus banderas claves de diálogo y negociación. En Cali, por ejemplo, en medio de las marchas, así bautizaron – “Loma de la Dignidad” – a un sector tradicional del barrio San Antonio.