Hoy en día todo el mundo se siente con derecho de criticar, fustigar y ofender al gobierno de Colombia.

Esta claro que la oposición ejercida por los valerosos ambientalistas del Tolima frente al proyecto La Colosa, en nada ha afectado el normal desarrollo de las actividades de la multinacional Anglo Gold Ashanti.

No soy ni pesimista ni enemigo de la paz, más bien me considero un colombiano más que la anhela con todas las fuerzas de su corazón y que quiere que se consume cuando menos la terminación del conflicto.

La sorpresiva propuesta de Juan Manuel Santos de ampliar a seis años el periodo del presidente, gobernadores, alcaldes e incluso el de miembros de corporaciones públicas, sin lugar a dudas puso a mover la cosa política en Colombia

Lograr la paz se ha convertido en el más grande anhelo de los corazones colombianos, quizá un anhelo difícil de alcanzar, que muchos como yo lo vemos aún muy lejano, pero que por su magno significado siempre nos hace guardar la esperanza y tener fe en que algún día llegará.

Por esta semana todos estamos de descanso, reflexión y demás; que bueno que haya llegado Semana Santa para poder compartir en familia, tener un tiempo de esparcimiento, orar y comer pescado seco.

Se murió Chávez y no cabe duda que escribió varias de las más extensas líneas de la historia de Venezuela y toda Latinoamérica, con todos los peros que se le pongan,

Aunque la intención de Cortolima por convocar la primera mesa ciudadana ambiental en el marco del controvertido proyecto aurífero de la Colosa fue buena, las conclusiones resultantes de tan magno evento a mi juicio fueron muy regulares.

Por estos días el gran inconformismo de la mayoría de ibaguereños radica en el caos en la movilidad que se siente con rigor especialmente en las horas pico, los monumentales trancones se convirtieron en el pan de cada día y están afectando la vida cotidiana de muchos ciudadanos que gracias al aumento en el tiempo promedio de los viajes, ahora les es difícil acudir a compartir el almuerzo en casa c

Pensaba escribir sobre las PENSIONES, esas que se escriben con mayúscula porque son gordas y señoriales como quienes las ostentan e incluso como el Procurador que tanto las defiende.