Noticia de un secuestro

Uno de los pilares de la carta del 91 es la democracia participativa. Una noción más profunda que la democracia representativa, pues hace del ‘demos’ el principal sujeto político y con carácter permanente. En la del 86 los ciudadanos solo aparecían para depositar su voto y luego volvían a sus casas. La constituyente quiso profundizar la democracia y darle mayor dinamismo, quiso que la política dejase de ser monopolio de los políticos y le perteneciera al pueblo, el depositario de la soberanía.  Poner fin a la brecha entre el país político y el país nacional, de que hablaba Gaitán.

Y de la informalidad ¿qué?

Pobreza, desempleo, informalidad y violencia son cuatro de los grandes enemigos del pueblo colombiano. Hoy me referiré a la informalidad, fenómeno que en Perú analizó hace 35 años Hernando de Soto, en su libro El otro sendero, en el cual cuantificó su magnitud, los costos sociales y fiscales, y postuló que el problema no era ella sino el modelo que la prohijaba.

Una bomba de tiempo

Esta semana tuve dos experiencias interesantes que deseo compartir con mis queridos lectores. La primera fue la reunión del Diálogo Regional por la paz social en Espinal, por convocatoria del Obispo Miguel Fernando González, el presidente de la Cámara de Comercio del Sur y Oriente del Tolima, Jaime Eduardo Melo, y el presidente del Comité de Gremios Económicos, Jairo Arias Barragán. Asistieron setenta y dos personas, representativas de los más diversos sectores: empresarios, sindicalistas, agricultores, jóvenes que han estado en el paro, alcaldes de varios municipios, dirigentes gremiales y profesionales, entre otros.

Una historia triste

Las manifestaciones de inconformidad que empezaron el 28 de abril en el marco del Paro Nacional, han venido teniendo un acelerado proceso de metamorfosis que hace difícil y complejo su análisis. En cualquier caso, va por delante decir, que lo de hoy no es igual a lo que comenzó.

El Paro como oportunidad

El Paro Nacional que comenzó hace seis semanas puede ser visto como problema o como oportunidad. El pintor Darío Ortiz escribió en este diario un artículo en el que afirma que ‘El Paro no es el problema’, y tras un análisis de la multiplicidad de causas que lo han originado concluye: “Por eso cuando acabe el paro, sin medidas que resuelvan tanta desigualdad, hambre y desesperanza, el estallido social regresará nuevamente con más fuerza, porque el verdadero problema jamás ha sido el paro, ni aquellos que hoy alzaron la voz”.

Los cantos de sirena

Las élites políticas y empresariales deberían reflexionar con serenidad y sin dogmatismos sobre la situación que atravesamos. Esta no es la más crítica de la historia reciente, pero podría llegar a serla, pues están juntando peligrosos ingredientes para un cóctel explosivo. No es pesimismo, es realismo. Lo peor puede estar por venir. Hay mucha ira y resentimiento en las calles. Nos estamos acercando al abismo, en un proceso de demencia colectiva, en donde prevalece la emoción, no la razón.

La verdadera conspiración

Las teorías conspirativas están en auge. Han existido desde siempre, a lo largo de la historia, pero en esta época de bombardeo mediático con información no potable, son cada vez más frecuentes y sus simpatizantes se cuentan por miles. En EE.UU., por ejemplo, un 2% de su población (seis millones y medio de personas) cree que la tierra es plana y un 5% tiene dudas. Sus seguidores descreen de todo lo publicado por la Nasa, piensan que el hombre jamás ha viajado al espacio ni puesto un pie en la Luna.

No solo de ‘salsa’ vive el hambre

Conocí Cali en 1980. El orden, la limpieza, el colorido de la ciudad, el aire de fiesta, me deslumbraron. La amabilidad de su gente contrastaba con la de Bogotá, en donde parecía predominar el miedo, la desconfianza y la agresividad. Cali rezumaba alegría y civismo. Por supuesto tendría sus sombras, pero no eran casi visibles. En ese mismo viaje conocí también Buenaventura, el cambio fue abrupto, parecía el infierno, las basuras apiladas en las calles, los gallinazos revoloteando sobre casuchas miserables, niños descalzos y de mirada perdida, la miseria, la soledad y el abandono eran cubiertos por un aire nauseabundo y salobre. No pude encontrar el “bello puerto del mar”, del que habla la canción de Petronio Álvarez.

En defensa de la Policía

Cuando se hagan los análisis y evaluaciones del paro nacional, con seguridad se incluirá entre los grandes perdedores a la Policía, en su conjunto y no únicamente a su Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad), como podría creerse. Su reputación ha quedado seriamente dañada y tardará tiempo en recuperarse. Y esta es una pésima noticia. La Policía es una institución esencial e imprescindible. En el mundo existe una treintena de países sin ejército, pero no hay uno solo sin policía.

Ni soberbias ni vanidades

¿Cuántos muertos, lisiados y desaparecidos nos costará esta reforma tributaria? Y no lo digo solo por los enfrentamientos entre la ciudadanía y la fuerza pública, que han llegado a adquirir perfiles de guerra. No. Me refiero a las consecuencias sanitarias que se derivarán de las aglomeraciones. Pido a Dios que me equivoque, pero en dos semanas las UCI podrían estar desbordadas, sin capacidad para atender a las miles de personas contagiadas por Covid-19.