A celebrar con alegría y en paz

Esta es la tercera oportunidad en que Colombia llega a una final de Copa América.

La primera vez fue en 1975, cuando enfrentó a Perú y fue subcampeona; la segunda, en 2001, cuando se coronó campeona ante México, y la tercera, este domingo, cuando se medirá a la selección de Argentina.

Los colombianos han seguido con fervor los encuentros y con cada victoria de la selección ha subido la fiebre futbolera. Desde el miércoles, cuando el combinado nacional derrotó a la selección de Uruguay, no se habla de otra cosa. El fútbol es pasión y despierta emociones, pero también promueve valores entre los niños y los jóvenes, como la persistencia, el compañerismo y la solidaridad. Por eso es uno de los deportes que más seguidores tiene en nuestro país. 

La selección nos ha llenado de orgullo de ser colombianos y nos ha unido en torno a una causa. Los 26 jugadores que nos representan en la Copa América han llegado a este lugar a punta de esfuerzo, disciplina y tesón. Juegan sin personalismos y entregan todo en la cancha. Son el mejor ejemplo de que el trabajo colectivo es la mejor forma de alcanzar logros. 

Sin embargo, en ocasiones, las celebraciones de los triunfos futbolísticos han sido desaforadas y han resultado funestas para algunas familias. Y se teme que ahora pueda suceder algo similar. Las alarmas de las autoridades se encendieron el pasado miércoles luego de la victoria 1-0 frente a Uruguay, cuando se registraron desórdenes en ciudades como Bogotá, donde se cometieron actos de vandalismo contra los buses del sistema Transmilenio, y en Ibagué, donde hubo varias riñas. Por eso, las autoridades anunciaron un dispositivo de seguridad para evitar desmanes, en caso de que Colombia obtenga la copa. Se han dispuesto más de 30.000 policías en todo el país, y en Ibagué, la Alcaldía estableció algunas prohibiciones, entre ellas, el toque de queda para menores de edad.

El presidente Gustavo Petro decretó Día Cívico y la gobernadora del Tolima, Adriana Magali Matiz, y alcaldesa de Ibagué, Johana Aranda, hicieron lo propio. Por eso millones de colombianos se están preparando para un prolongado festejo.

Gane o pierda nuestra selección, hay que celebrar porque nos brindaron momentos de felicidad y despertaron sentimientos de fraternidad y concordia entre los colombianos. Pero hay que hacerlo con alegría, con responsabilidad, sin excesos, con respeto por nuestros vecinos, amigos y familiares, y, sobre todo, en paz. 

 

EL NUEVO DÍA

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