Las autoridades calculan que alrededor de 200.000 vehículos (entre carros particulares y motos) dejarán de circular, con lo cual se espera una reducción de los gases contaminantes y emisiones de ruido.
El propósito de esta jornada es sensibilizar a los ibaguereños sobre las ventajas de reducir la contaminación causada por el ruido y los gases que producen los vehículos, que son perjudiciales para el medio ambiente y la salud de los ciudadanos.
Para Cortolima, el Día sin carro y sin moto arroja resultados benéficos en materia ambiental. Por ejemplo, en septiembre del año pasado se registró una reducción del 19,34% de las partículas suspendidas en el aire, con respecto al día anterior. Así mismo, al efectuar la revisión de los vehículos de transporte público (busetas y taxis) se halló que la mayoría “cumplen con los parámetros establecidos en las normas vigentes”, según indica un boletín de prensa de la Corporación.
Sin embargo, los detractores de la medida consideran que no se reporta ningún provecho para el medio ambiente, si ese día se realizan monitoreos para verificar el estado de los vehículos de transporte público, pero después siguen echando humo y continúan contaminando el ambiente, en razón a que los controles no se llevan a cabo durante el resto del año. Tampoco se ha conseguido entusiasmar a los ibaguereños para que empleen más el transporte público o medios alternativos de transporte como la bicicleta.
La concientización con respecto al daño que ocasiona la contaminación vehicular está lejos de alcanzarse, ya que al día siguiente vuelven los carros con su carga contaminante, las motos con sus ruidos exasperantes y las ambulancias con sus sirenas.
El comercio es uno de los grandes afectados con el Día sin Carro. Desde hace algunos años Fenalco ha solicitado que se reemplace esta jornada por actividades más efectivas y favorables para el medio ambiente o que se lleve a cabo solo una vez al año. Sin embargo, sus peticiones no han tenido eco en la administración ni en el Concejo de Ibagué.
Como se trata de una decisión que ya no tiene reversa, les conviene a los ibaguereños aprovechar el día para caminar y usar bicicleta, y al comercio programar actividades para que la caída de las ventas no sea tan nociva.
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