Una cita de Jonas Salk expresa que “si desaparecieran todos los insectos de la Tierra, en menos de 50 años, la Tierra desaparecería… Pero, si todos los seres humanos desaparecieran de la Tierra, en menos de 50 años, todas las formas de vida florecería”…

Las gigantes brechas entre la formación profesional y el ámbito laboral, son muy notorias cuando se accede a un cargo del que pareciera no poder dar cuenta.

Haciendo una revisión documental sobre el tema, en el diario el Tiempo y en las normas, hay suficiente información de la cual hago uso para esta columna; me llama la atención el desconocimiento de las normas y muy particularmente de la Ley 1335 del 2009 que enfatiza en la protección de las personas no fumadoras y en la prohibición del uso del tabaco en lugares públicos y sitios cerrados que en Colombia pretende proteger a los no fumadores y que también aplica en las áreas comunes de las propiedades horizontales, poniendo al servicio del afectado la la inspección de Policía e incluso la interposición de una Tutela, cuando se está vulnerando un derecho fundamental.

La época de crisis humanitaria mundial que pasará a la historia y de la cual tal vez se conozca la verdad desde el punto de vista científico, político, económico y social entre otros intereses que tal vez subyace a este fenómeno que entre muchas situaciones, nos hace padecer también, hasta la ausencia física de nuestros seres amados.

La crisis humanitaria mundial, que ha logrado someter al planeta y llevarlo a un estado de aislamiento obligatorio preventivo, por cuenta de un invisible, debe servir necesariamente, para el replanteamiento de los planes de estudio que fueron develados en su pertinencia, ante las circunstancias que vivimos y para lo cual solo me refiero a la prevención.

Quiero destacar el aporte que han hecho los maestros de cada rincón del mundo en esta época de crisis humanitaria, a través del esfuerzo que ha implicado recomponer en todos los sentidos desde el teletrabajo, la cotidianidad del hogar. Son héroes nuestros maestros, que intempestivamente se enfrentaron a una realidad inadvertida para la cual no muchos estaban preparados y sin embargo avanzan por un camino que se explora y exige ajustes inmediatos como si se tratase de una investigación acción.

El censo nacional de población de 2018 pone en conocimiento esta conclusión relacionada con el género femenino en la realidad colombiana: “Las entidades territoriales con niveles altos de desarrollo presentan mayor proporción de mujeres”. Y en su orden cumplen este requisito, Valle, Bogotá, Risaralda, Quindío, Antioquia, San Andrés y Caldas. El Tolima no está entre los primeros lugares porque tiene un porcentaje de mujeres del 50.4 por ciento frente al dato colombiano de 51.2 por ciento.

Muchos autores consideran que las crisis deben traer transformaciones.

En el tiempo que ha dado la cuarentena, con mi esposo y mi hija, al vaivén de la hamaca, hemos comenzado a releer Cien Años de Soledad, de nuestro inolvidable García Márquez, novela de la cual se dice, se han leído más de 34 millones de ejemplares (2007) y que todo colombiano debería leer en algún momento de su vida, incluso como requisito para optar un título universitario.

Me preocupa la violencia intrafamiliar, de la que siempre hemos tenido noticias, pero que es más grave su incremento cuando se cumple con un aislamiento preventivo obligatorio, ordenado por el gobierno, como una medida para evitar el contagio de Covid-19.