¡Narcos, guerrillos y paracos, todos son uno!
En su libro “Comunismo y nazismo, 25 reflexiones sobre el totalitarismo en el siglo XX”, el académico francés Alain de Benoist, remite a quien lo lea, sin que ese sea su propósito, a la circunstancia colombiana, en la que han coexistido como siguen haciéndolo, las anacrónicas guerrillas que se autodenominan como “el brazo armado del partido comunista” (hoy asentadas y conocidos en el Congreso y en el Ministerio del Trabajo como “Comunes”), insertas también como es sabido, en el narcotráfico y el terrorismo, pese a que el grupo que se dice mayoritario, se desmovilizó en cumplimiento de un “acuerdo de paz”, dejando en su reemplazo una presunta disidencia y unos contradictores conocidos como “autodefensas”, trasmutados criminalmente con el apelativo de “paramilitares” o con el popular apócope generalizado, de “paras”.