A partir de 1990 concentró sus esfuerzos en otros ámbitos como lucha contra el tráfico de drogas, el respeto por los derechos humanos, la legalización de tierras y la protección del medio ambiente. En el Tolima, los municipios más beneficiados con esta ayuda internacional han sido los del sur (Ataco, Planadas, Rioblanco y Chaparral).
Muchos de los beneficiarios de estos programas se encuentran ahora en el limbo, por cuenta de la decisión del gobierno de Estados Unidos de congelar la ayuda humanitaria que brinda la agencia en más de cien países. Lamentablemente uno de los más afectados es Colombia, pero no es el único damnificado por el desmantelamiento de la agencia: más del 43% de la ayuda internacional proviene de la gestión de USAID, de manera que son millones de seres en el mundo los lesionados por esta decisión.
USAID pasará de más de 10.000 empleados a un poco más de 290. Para justificar el cierre del organismo, desde la Casa Blanca se han divulgado falsedades y desinformación sobre gastos en “prioridades absurdas”, como la financiación de una ópera transgénero en Colombia o la destinación de 50 millones de dólares para la compra de preservativos para Hamás en Gaza, afirmaciones que han sido desmentidas.
En el sur del Tolima USAID ha apoyado planes de sustitución de cultivos, de bancarización y en los últimos años implementó el programa "Nuestra Tierra Próspera”, por medio del cual se facilitaron procesos de formalización de tierras y titulación de predios. Además de los beneficiarios, cientos de ONG que trabajan en estas iniciativas serán perjudicadas, al igual que entidades como la Jurisdicción Especial para la PAZ (JEP), la Pastoral Social, la Fundación Paz y Reconciliación y la Fundación Ideas para la Paz.
Las comunidades más afectadas con la interrupción de las ayudas provenientes de USAID son las más pobres y que se hallan inmersas en situación de conflicto armado. De manera que no puede alegrarnos de ninguna manera el cierre de esta agencia.
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